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El legado de la Sección Femenina

Un estudio rescata la historia del grupo vigués Coros y Danzas y su labor de recuperación del folclore

El régimen se sirvió del folclore para exportar un ideal de mujer

Sus giras les llevaron por Europa, América y Oriente Medio, aparecieron en películas y actuaron en numerosos programas de TVE. El grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Vigo fue un referente cultural desde su temprano nacimiento en el 36 hasta finales de los 70, realizando una importante tarea de recuperación del patrimonio cuya influencia ha perdurado hasta la actualidad. Paula Veiga buceó durante varios años en bibliotecas y archivos nacionales y gallegos, además de consultar hemerotecas y entrevistar a bailarines, instructores e instrumentistas de diferentes épocas, para dejar constancia de esta labor en torno al folclore y rescatar una parte de la historia de la ciudad.

El movimiento falangista prendió muy pronto en Vigo y se constituyó oficialmente en el 33. Este "caldo de cultivo" propició que solo tres años después naciese aquí la primera delegación local de la Sección Femenina de toda España. En el 38 la ciudad acogió el primer curso de instructoras de música a nivel nacional y en el 39 se creaba el grupo de Coros y Danzas para representar a Galicia en el primer concurso de folclore regional celebrado en Medina del Campo.

"Vigo también destacaba en el ámbito cultural. Había público, infraestructuras y la prensa estaba muy interesada en reflejar todo este movimiento que no existía en otras ciudades gallegas. Era un buen cimiento para que se canalizasen otras manifestaciones artísticas", añade Veiga.

Coros y Danzas fue la formación principal, pero funcionaban otras cinco, incluidas las de juventudes. "Había una cantera muy importante de niñas que iban subiendo de categoría hasta llegar al grupo estrella. Los locales de ensayo estaban en el Rascacielos de García Barbón [Edificio Curbera] y aunque eran aficionados se preparaban de forma constante y buscaban la mayor perfección. Nada se dejaba al azar", destaca.

Los instrumentistas -gaita, tamboril y bombo- fueron hombres desde el principio, mientras ellas acompañaban con las conchas y panderetas, pero la presencia masculina en la danza no llega hasta el año 52.

Veiga estudió el repertorio, que se mantuvo casi inalterable hasta los años 70 con O Pandeiro como pieza más representativa; los trajes, que constituían uno de los elementos más importantes y al ser "los mejores de la provincia" se prestaban a otras delegaciones; y la sistemática recopilación del folclore en el que fueron pioneras.

"Las instructoras recogían información en los pueblos y elaboraban fichas con los pasos, la música y la indumentaria para enviarlas al archivo nacional, donde se guardaba el repertorio de todas las provincias. Madrid daba el visto bueno a cada pieza, cuyo valor residía en ser lo más tradicional y enxebre posible", revela.

El estudio se apoya en valiosos testimonios como el de Wenceslao Cabezas 'Polo', que fue el último instructor, o Francisco Rey Rivero, fundador y director de la coral Casablanca, colaboradora de Coros y Danzas hasta su extinción. También incluye como fuentes orales a los ya fallecidos José Iglesias 'Melitón', maestro de 'Polo' e instructor de Vento das Cíes, y Emilio Sotelino, director del grupo Lembranzas Galegas.

Además de actuar en las fiestas y actos de la ciudad, el grupo vigués triunfaba en los concursos nacionales y llevó el folclore gallego por varios continentes. Su primer viaje fue en el 42 a Alemania, pero también actuaron en Siria, Irak, Marruecos, EE UU, Cuba o Puerto Rico y en el 58 clausuraron el pabellón de España en la Exposición Universal de Bruselas. Eran los últimos en regresar de las giras por Sudamérica, donde triunfaban como estrellas. "Los emigrantes lloraban. En una época en la que nadie viajaba ellos recorrieron el mundo", relata.

La Sección Femenina fue creada para transmitir un ideal de mujer patriota, cristiana y esposa y la música era "un método propagandístico ideal aunque aparentemente inofensivo". Con este fin, recreaban "un pasado y una sociedad gallega que ya no existía" pero que convenía a los ideales del régimen. Aun así, su labor de recuperación del folclore gallego se ha mantenido. "Tuvieron importancia en su momento pero también en la conformación de la danza y la música actuales", subraya.

Veiga también señala las diferentes perspectivas de los integrantes del grupo y de quienes dirigían la Sección Femenina: "Era una parte más del engranaje pero los bailarines y músicos e incluso los mandos locales lo veían desde el punto de vista artístico. Muchos tenían ideas contrarias, incluso eran republicanos, y se sentían orgullosos de mostrar al mundo la cultura de Vigo y de Galicia".

"Recreaban una Galicia casi bucólica y que ya no existía"

  • Paula Veiga es titulada superior en solfeo, piano y música de cámara y ejerce como profesora en el IES Valadares. Su investigación, dirigida por el profesor de la Universidad de Vigo Luís Costa, conforma su tesis doctoral y constituye la primera recopilación rigurosa de todo el material conservado en Galicia y Madrid sobre el grupo de Coros y Danzas de Vigo e incluso ha permitido catalogar algunas fotografías."Mi ilusión sería publicar un libro porque este estudio aborda una parte muy importante de la historia de la ciudad y cuenta con el testimonio de sus protagonistas. Fueron pioneros en Galicia y la referencia en la provincia", expresa.Aunque en nuestra comunidad sí se había organizado el folclore a nivel local y existían algunos estudios, todo quedó paralizado por la Guerra Civil. La Sección Femenina se encargó de recoger y sistematizar a nivel nacional la danza y la música popular."A pesar de su visión parcial e ideológica, fueron pioneras y llevaron a cabo una importante labor de conservación del patrimonio que ha tenido una gran influencia en Vigo y sus alrededores tanto en la recreación del espectáculo como en los actos de exaltación. El Día de la Muiñeira, por ejemplo, fue creado por ellas", apunta."La danza siempre evoluciona con cada sociedad pero sus espectáculos no reflejaban la actualidad de quienes bailaban sino que tenían una visión romántica del folclore del siglo XIX. A veces a costa de modificar la indumentaria o la intención original del baile. Recreaban fiestas populares y perpetuaron una imagen de una Galicia casi bucólica y que ya no existía: la de las peixeiras y los marineros de los soportales del Berbés", ilustra.

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