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Del huerto de Navia al plato de Nochevieja

Judías, brócoli, repollo o grelos son algunos de los víveres plantados en huertos urbanos que bien pueden integrar un menú navideño

Antonio Martínez, Jesús Cándido, Juan Pérez, Rita Domínguez y Mercedes González en Navia. // FdV

Lo importante en una comida está en la cantidad y calidad del producto. Los 'agrícolas' de los huertos urbanos de la ciudad olívica lo saben y por ello, además de como pasatiempo, también emplean los campos de cultivo para extraer su propios alimentos.

Los huertos urbanos llevan existiendo desde hace tiempo, pero la auténtica moda arrancó este año. Vigo puede presumir de contar con nueve parcelas en diferentes barrios de la ciudad donde los vecinos sacan a relucir sus dotes en el campo. Aunque muchos lo hagan como un mero pasatiempo o para aprender, otros, motivados por la crisis o por el intento de comer sano y bien, aprovechan esos productos de la tierra como ingredientes para sus platos. La Nochevieja está a la vuelta de la esquina y algunos voluntarios y trabajadores del huerto de Navia recogerán lo plantado en estos meses y lo servirán en su menú de fin de año.

Las ideas son muchas y muy variadas ya que lo que la tierra les permite sembrar una gran variedad de productos. Cada uno tiene una pequeña parcela aunque también trabajan en la comunitaria si así lo prefieren. Jesús Cándido es uno de los primeros trabajadores de la finca urbana situada en la calle Teixugueiras. Él, viendo la cosecha y pensando en lo que tiene en su lacena, elegiría un bacalao con coliflor. "Plantamos mucha hortaliza, pero las verdura también se dan muy bien. El repollo, los grelos, la coliflor, hay donde elegir. En muchos sitios es tradicional cocinar bacalao en Navidad y acompañado de una coliflor es un platazo", afirma el vigués, quién añade que para él lo más importante y lo que más destaca del huerto es el compañerismo. "Si tu ves que a uno los tomates le han salido muy bien o las fresas, por ejemplo, y a ti no, siempre te dan. El ambiente es muy bueno y eso da pie a que sigamos viendo. Pasas el rato en buena compañía y aún por encima te llevas comida a casa o merendamos ya aquí", explica Cándido.

El experto en 'alimentar' a sus compañeros es Juan Pérez. Hace unos meses compartió con otros voluntarios una empanada de calabacín que dejó sin palabras al resto de comensales. "La verdad es que el plato siempre me ha salido bien, si aún encima le pones productos naturales, imagínate, más rico imposible, yo volvería a repetirlo y en el menú de Nochevieja también tendría cabida", comenta Pérez.

Para los más frioleros y los que se decanten por los platos de cuchara también tienen opción. No es un producto que emplean habitualmente para el consumo, sino para limpiar la tierra pero que en caso de necesidad tampoco supondría un problema. "Las lentejas además de muy ricas para comer también tienen otros usos, como por ejemplo limpiar la tierra cuando cambias de un cultivo a otro. Pero si hubiese que hacer un plato con ellas, utilizaríamos también zanahorias de la huerta y nos quedaría un platazo", relata Rita Domínguez, una de las últimas en unirse a este grupo de 'labriegos'.

Lo más importante de estos platos sin duda sería la calidad de la materia prima. Todos los consumidores de estos productos no dudan en afirmar que la diferencia con los comprados es "abismal". "Por ejemplo los tomates, yo consumo los que planto porque no hay comparación en el sabor, es increíble. Yo como plato de Navidad y teniendo que elegir lo que tenemos aquí plantado me quedaría con una ensalada. La lechuga está muy buena, los tomates, cebollino y zanahorias también, y además tenemos un truco para hacerla más rica", explica enigmática Mercedes González, otra trabajadora de los huertos desde hace pocos meses. Cuando habla de secreto no se refiere al de ternera, sino a la calendula, una planta de color naranja que también emplean en sus comidas.

Antonio Martínez también se apunta al reto de cocinar un menú a base de productos naturales y plantados con sus manos. La verdura sería la protagonista de su plato pero él se decanta por algo más elaborado. "Un pastel de verduras quedaría muy rico. Tenemos mucha variedad, desde brócoli, judías, repollo, grelos, que también salen muy ricos. La verdad es que las posibilidades son muchas. Estamos muy contentos con la idea. Yo también soy de los primeros en empezar y cada vez me gusta más. Intento venir siempre que puedo y siempre que están abiertos, claro".

El huerto de Navia, al igual que los de otros barrios de Vigo no abre todos los días de la semana, pero no eso no es excusa para que los voluntarios hayan descendido. Actualmente cuentan con 180 voluntarios de los cuales 50 tienen una parcela propia. Además de proporcionar comida y entretenimiento, también cumplen una función social ya que varias asociaciones de discapacitados acude a trabajar una de las parcelas en mesas grandes, proporcionándoles un mayor contacto con la naturaleza y favoreciendo la socialización.

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