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FARO charla con la artista multidisciplinar

Ouka Leele: "Los científicos siguen buscando fórmulas, pero yo creo que el amor es la única energía"

La escenografía de la obra con la que Amigos de la Ópera abre la temporada lleva su firma

Bárbara Allende Gil de Biedama, en una visita a A Coruña, hace dos años. // Carlos Pardellas

Para ocultarse y preservar su intimidad, adoptó el nombre de una de las estrellas del mapa inventado por el pintor "El Hortelano". Corrían los inicios de los 80 y sus fotografías coloreadas con acuarelas se convertirían en un emblema de la Movida. Desde entonces, no ha parado de dar rienda suelta a su creatividad y sensibilidad desde diversas facetas artísticas. Un ejemplo de su obra llega el sábado 24 a Vigo, de la mano de Amigos de la Ópera. Ouka Leele firma la escenografía y el vestuario de "Curlew River".

-¿Con quién hablo? ¿Con Bárbara o con Ouka Leele?

-Con las dos. Bárbara es mi nombre personal, con el que nací. Ouka Leele es, más bien, una marca o un sello de calidad; el nombre de mi obra.

-La escenografía teatral siempre ha sido una parte muy esencial de toda su obra. ¿A qué se debe?

-Cuando no tienes medios ni dinero, si tienes una cámara, puedes jugar con ella. Montas una pequeña escena donde puedes, la fotografías y eso queda. Llegar a un escenario o a hacer una película es muchísimo dinero y creo que tiré por un camino que era accesible para mí. Cuando me dicen que soy fotógrafa, no me reconozco ahí. Sí, hago fotos, pero creo que hay muchas más cosas en mis imágenes. Hay escenografía, hay mucho teatro?

-Entonces, ¿Le habría gustado hacer dirección de cine?

-Sí. Cuando salí del colegio, mis primeros contactos eran todos de cine. Mi forma de quedar con amigos era que estaban rodando una película e íbamos al rodaje a hacer fotos. Hubiera seguido y hecho alguna producción pequeñita, algún corto. Sí que iba por ese camino, pero la fotografía me atrapó muchísimo. Nunca es tarde para hacer nada. También tengo una tendencia solitaria y, aunque el trabajo en equipo me gusta, luego me vuelvo a recluir. En cambio, me subo a un escenario y siento algo que me excita mucho.

-¿De ahí que aceptara ser objeto de un documental [nominado a los Goya en 2010]?

-Me gusta mucho más estar delante que detrás de la cámara.

-Para la movida, fue una de sus protagonistas o transmisoras clave. ¿Y para usted, qué fue la movida?

-Para mí fue un momento clave de conocer y coincidir con gente de mi época, que estábamos todos creando. Había músicos, gente que hacía cine, fotografía, pintura, poetas, escritores... y todos teníamos cabida, viniera cada uno de donde viniera. Era una sensación de libertad, de creatividad y de contagio. A mí me tocó en la típica época en que vas a hacer una carrera y desistí porque lo que estaba pasando me parecía mucho mejor para formarte. Me dejé llevar; fue como un torbellino. Aprendíamos unos de otros y con la práctica. Aunque parezca algo frívolo, detrás hay gente muy trabajadora y muy seria.

-Tras 40 años de profesión, ¿qué momento atraviesa ahora?

-Después de dos exposiciones importantes, como la de "PourQuoi?"-en torno a un problema del Congo que relata la periodista Caddy Adzuba- y una sobre Asturias -que fue muy dulce, porque era naturaleza, paisaje?-, ahora hay una especie de parón, de necesidad de otras cosas. He estado muy dedicada a la fotografía en los últimos años y ahora necesito más pintar. También he sacado un libro nuevo de poesía.

-Después de tantos reconocimientos con la imagen, se pasó a la palabra. ¿Por qué?

-Porque la palabra también crea imágenes. En esa época, además, tenía mucho contacto con ciegos, aunque mi primer problema ya lo escribí con 7 años. No es una novedad. En una exposición puse una sala negra. Los que entraban se convertían en ciegos y solo oían mi voz grabada. No veías nada, pero las palabras te llevaban a crear imágenes en tu imaginación. Era una sala en la que todos éramos ciegos y podíamos ver a través de la palabra. Tiene que ver con eso.

-Desmarcarse de lo convencional es característico de tu trayectoria, incluso creó un lenguaje propio mezclando fotografía y pintura. ¿Esa libertad creadora tiene algún límite?

-El único sería hacer daño. No contribuir a que l agente pueda sanarse, mejorar y alimentarse espiritualmente.El artista tiene una responsabilidad. En el arte hay mucho de vómito y terapia personal y psicológica, que está muy bien para uno mismo, pero no creo que sea su misión en cuanto a dar a los demás. Creo que el artista tiene que trascender y saber que con su obra puede ayudar al resto.

-¿Cuál es la esencia fundamental de la suya?

-El amor, porque es el motor de todo, la única energía. Los científicos andan por ahí buscando fórmulas, pero creo que el amor es lo que explica todo. El arte tiene que ser cucharadas de amor, para que la gente se alimente. Luego, también la belleza, pero solo son diferentes nombres de la misma cosa. El arte es un poco magia, lo que haces es como un pequeño ritual en el cual estás jugando con unos elementos para obtener unos resultados: si hablas de cosas horribles, esas cosas horribles van a ser realidad. Tenemos una responsabilidad, como aprendices de magos que somos.

"Diseñé trajes muy expresivos, para Curlew River"

  • -¿Cómo es la escenografía y el vestuario que diseñó para Curlew River y que se verá el día 24 en Vigo, en la apertura dela temporada de Amigos de la Ópera?-En 2007, vinieron a verme de la compañía Ópera Nova para proponérmelo. Me encantó la obra y la idea que tenían. Hice el vestuario y la escenografía y, luego, una maqueta que me maravilló cuando lo vi en grande, que lo puedieran hacer así de bonito. La madre loca [protagonista] lleva un vientre infinito, con tela roja que va sacando y metiendo, cuando va cantando y expresando el dolor de la pérdida de su hijo. Son trajes muy expresivos, muy expresionistas.-¿Qué sensaciones le transmitió esta ópera?-Me encanta la música y toda la mezcla de aromas que tiene. De repente, parece que tiene algo de Gregoriano, como algo de teatro japones Noh. Es contemporáneo y clásico a la vez.-No era la primera vez que diseñaba vestuario. ¿Se siente cómoda en esta faceta?-Había hecho el "Amor brujo", de Falla y los sombreros del "Laberinto de pasiones" de Almodóvar, a principios de los 80. Sí que me siento cómoda. En el "Amor brujo", con la compañía de Juan Carlos Santamaría, tenían muy poco presupuesto. Les vi ensayar y les propuse pintar la ropa de ensayo y quedó precioso. Por ejemplo, la que hace de bruja tiene una falda negra que, cuando abre las piernas, se ve un ojo pintado, de clarividente.

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