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La Xunta renueva la cúpula de sus instituciones en Vigo

El Puerto, la poltrona más caliente

López Veiga será el quinto presidente en la última década cuando en los veintidós años anteriores ocuparon el cargo cuatro - Salvo Paz, todos tienen más perfil político que técnico

Abel Caballero, Jesús Paz, Corina Porro y López-Chaves

El de presidente del Puerto se ha convertido en un cargo efímero. Desde que el ahora alcalde Abel Caballero se sentara por primera vez en 2005 en el despacho del número 1 de la Praza da Estrela han pasado por la misma silla otros tres mandatarios y con el desembarco de Enrique López Veiga ya superarán a los cuatro que dirigieron los destinos de la Autoridad Portuaria en los 22 años anteriores.

El mandato de López-Chaves ha sido el más largo con un cuatrienio. Tanto Caballero como su sucesor Jesús Paz y Corina Porro después, dirigieron la actividad portuaria solo dos. Los presidentes del Puerto tienen además un claro perfil político, aunque esta circunstancia no es nueva. Lo resumió muy bien Juan Corral, -que también tendría un corto recorrido de tres años hasta que se presentó en las municipales de 1999 como cabeza de lista del PP-, cuando dijo en una entrevista a FARO: "Yo soy el alcalde del Puerto". Le siguió Julio Pedrosa, histórico dirigente del mismo partido, y antes de Corral había estado al frente de la institución Elena Espinosa (1988-1996), posteriormente ministra de Agricultura y Pesca, y de Medio Ambiente, con Zapatero. López-Chaves había sido edil en el gobierno de Porro y en la oposición, así como diputado autonómico. Solo Paz, que venía de dirigir la Autoridad Portuaria de Vilagarcía, tenía un perfil mucho más técnico.

El Puerto es una institución poderosa y su presidencia un puesto clave que garantiza visibilidad a quien lo ocupa. No han sido pocas las ocasiones en que se ha convertido en plataforma de lanzamiento hacia la Alcaldía. Corral fracasó en el intento, mientras que Caballero capitalizó con éxito su gestión hasta su marcha en 2007, cuando pasó a ocupar el sillón de Praza do Rei. Corina Porro, que había sido previamente alcaldesa y tenía un fuerte tirón popular, estuvo a punto de recuperar el bastón municipal en 2011, cuando se quedó a las puertas de la mayoría absoluta con trece concejales.

Brevedad molesta

Las presidencias breves y la elección de perfiles políticos al estar la designación en manos del gobierno de turno en la Xunta no sientan bien a la comunidad portuaria, que en voz baja se ha quejado de los inconvenientes que suponen los frecuentes relevos, con los cambios de rumbo y nuevos criterios en la dirección que conllevan. Aunque López Veiga es un gran conocedor del sector pesquero y portuario, ayer mismo algunos agentes y operadores se lamentaban de que es necesario volver a poner sobre la mesa proyectos y demandas ya encaminadas para contar con el aval y el apoyo del nuevo presidente.

Los mandatos cortos han sido también la tónica en el puerto de Vilagarcía, que ha tenido cinco presidentes desde 2002. La poltrona en Marín, por contra, es mucho más estable: dos desde 2005.

La intrínseca relación entre la política local y la Autoridad Portuaria viguesa ha generado muchos quebraderos de cabeza institucionales, hasta el punto de formar los gobiernos de ambas administraciones un matrimonio de difícil convivencia. Especialmente intensos fueron los encontronazos en la etapa de Pedrosa en Praza da Estrela y Lois Castrillo (BNG) en la Alcaldía. Con Caballero en Praza do Rei y Porro en el Puerto la relación institucional resultó tormentosa. El Concello paralizó, después avalado por sentencias judiciales, la mayoría de las actuaciones urbanísticas en territorio portuario vinculadas a usos ciudadanos, desde la fallida fuente multimedia en la terminal de cableros hasta la pescadoteca de O Berbés y el proyecto del Tinglado (en las antiguas naves de la fruta).

López-Chaves había sido en el Parlamento gallego azote del bipartito presidido por Touriño y su llegada al Puerto hacía presagiar que la guerra continuaría. Sorprendentemente, su etapa estuvo marcada por la calma en las relaciones con el Concello. Solo en los últimos meses, con la cercanía de las elecciones y más recientemente con el proyecto de impulsar la segunda terminal de cruceros en el Tinglado se enturbió el ambiente. Ayer Caballero se despidió con una andanada. "Lo deben cambiar porque lo hizo muy mal", espetó tres ser preguntado por el relevo.

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