"Tiene usted toda la razón en quejarse por las horas que tardaron en atenderles", le reconocía un neurólogo, y acto seguido añadía: "pero no se podría haber hecho más". Estas eran las explicaciones que recibía F. P. R. después de que su marido ingresara a las 15.30 horas del martes por urgencias y estuviera allí más de nueve horas. La mujer asegura que, pasada alrededor de una hora, un médico le dijo "vea para mí" y que, hasta la media noche, "no le atendieron de verdad". Ante sus quejas, lo subieron a planta y le pusieron suero y un calmante. El Sergas asegura que "recibió atención médica" antes de esa hora en un "circuito asistencial normal" y con las pruebas "diagnósticas necesarias".