La Valedora do Pobo, Milagros Otero, entiende que las expresiones de Pajares son "misóginas, obscenas, homófobas y machistas" y critica que su conducta fue "indebidamente tolerada durante mucho tiempo". Entiende que la aplicación de la propia normativa de la Universidad respecto al uso de recursos informáticos o de la doctrina jurisprudencial de los límites de los derechos fundamentales "hubiese sido suficiente" para frenar una actividad "ajena al desarrollo de sus funciones en la universidad y que perturbaba gravemente a otros usuarios".