Los más damnificados por el cierre del parking de Porta do Sol son, sin duda, los empleados de sus instalaciones y los abonados que utilizan el aparcamiento de manera permanente. A los trabajadores, siete en total entre los vigilantes y los autónomos de la empresa de limpieza de coches que hay en la primera planta, se les comunicó el cierre del aparcamiento el lunes, cuando la empresa que hasta ahora tenía la concesión, Interparking Hispania, colgó el comunicado del Ayuntamiento en las instalaciones de Porta do Sol.

Uno de los empleados, Benito, que cubre desde hace dos meses la baja de su hijo, cuenta que desde el inicio de semana hubo un "aluvión de llamadas" de los abonados intentando saber qué iba a pasar con la concesión. Él, sin embargo, tampoco podía ofrecer muchas más explicaciones que las que figuraban en el comunicado oficial: "A nosotros tampoco nos dijeron nada, supongo que nos vamos a la calle, pero tampoco lo sabemos", comentaba resignado.

En la empresa de autolavado, donde trabajan Juan Carlos Domínguez y su mujer desde hace veinte años, tampoco tuvieron noticias anteriores al comunicado. "Somos autónomos, no tenemos paro y nos avisan de un día para otro. Las cosas no se hacen así", razonaba Juan Carlos. El cambio de concesión no preocupa a los empleados, pero sí la situación de desamparo en la que se quedan con el cambio de titularidad: "Que se vaya esta empresa, vale, pero que no cojan y echen a la gente a la calle, que están jugando con nuestro futuro", criticaban.

Parte de los trabajadores descargan la culpa sobre el Ayuntamiento: "Ellos son los que deberían velar por nosotros. Yo exijo una explicación y tengo derecho a saber qué está pasando". Juan Carlos y su mujer, que ya vivieron el traspaso de concesiones a otras tres empresas en sus veinte años trabajando bajo el Sireno, comentan que nunca había pasado algo así, y que en las anteriores ocasiones el cambio fue casi imperceptible: "Cambiaron una empresa por otra y nosotros ni nos enteramos".

La otra cara del malestar la ponen los abonados al parking. Concretamente, 210 usuarios que pierden su garaje. Para ellos supone el perjuicio de tener que buscar otro aparcamiento en menos de una semana en una zona en la que escasean. "Me parece increíble que no hayan avisado antes, que nos den sólo cinco días. Esto es un trastorno tremendo", decía Marisa, que lleva dos años con su coche aparcado en este emplazamiento.

Uno de los más veteranos, Guillermo Souto, con 40 años estacionando su vehículo en este garaje, no sabía ayer a qué alternativa atenerse cuando se cumplan los cincos días estipulados para la retirada de los vehículos: "La mayoría de abonados somos del Casco Vello, y allí no hay donde estacionar", argumentaba. Una vez más, la queja general fue la falta de información por parte de la dirección del aparcamiento al conocer que se terminaba la prórroga de su concesión. "Si la empresa lo sabía, y claro que lo sabía, debería haberlo avisado", protestaban.