Antes era fútbol, baloncesto y baile y ahora gimnasia rítmica, natación o patinaje artístico. La finalidad y la preferencia de las actividades extraescolares dieron un cambio de 180 grados desde que se empezaron a ofertar en los centros educativos hasta la actualidad. Lo que antes se entendía como mera diversión o simplemente un modo de entretenimiento ahora va mucho más vinculado al aprendizaje, educación o aumento de la creatividad.

Los pedagogos, profesorado y coordinadores de actividades de los centros educativos de Vigo coinciden al reconocer los grandes beneficios que aportan para los niños y para los propios colegios estas tareas extraescolares. "Las escuelas que ahora mismo no ofrezcan actividades fuera del horario de clase no son nada" , afirma Javier Salgado, coordinador de extraescolares del centro Miralba.

Los padres fueron los primeros en impulsar los cambios que versan sobre el ocio no lectivo de sus hijos. Hace diez o quince años, se mandaba a los niños a las extraescolares para mantenerlos ocupados o para que simplemente jugasen. Ahora destaca el carácter educativo de las mismas y la finalidad de que los niños aprendan y saquen algo de provecho de ellas.

La clave reside en buscar un buen equilibrio entre diversión y aprendizaje. Los niños tienen que sentir que no están siendo calificados ni que están en una clase más pero sí tienen que sacar algo productivo de esas actividades. Javier Salgado observa con gran agrado esta evolución en la finalidad de las extraescolares. "Antes con un balón o con unas pinturitas ya estaba. Ahora con esto ya no vale, hay que sacar lo máximo de lo mínimo, los niños tienen que disfrutar y aprender, si no no tiene sentido estos juegos o tareas".

Otro de los beneficios que aportan para los niños las extraescolares es el impulso de su creatividad y la fomentación de valores como el compañerismo y el trabajo en grupo. "El menor tiene que entender que no está solo y debe saber que hay más gente con la que interactuar. No debe aislarse delante de la televisión ni tampoco hacer juegos sin más en el patio del colegio. Estas tareas deben potenciar su mente y estimular su creatividad, si esto no es así, terminarán desconectando", agrega el pedagogo David Sánchez.

Debido a la gran variedad de actividades que demandan los centros, los niños disponen de un gran abanico entre el que elegir, por lo que si van con ganas y motivados podrán disfrutar a la vez que aprender. Una de las variaciones que permite esto es la introducción de deportes o actividades que implican un mayor uso de la mente o de la disciplina. Ajedrez, taekwondo, patinaje o gimnasia son algunas de las tareas preferidas por los niños.

Tampoco se puede dejar a un lado los talleres de idiomas que, sin duda, son impulsadas por los centros para mejorar el nivel de los alumnos sin que ellos sean realmente conscientes ni que noten que están siendo calificados.

Una norma básica para encontrar este equilibro entre aprendizaje y diversión reside en la separación e individualización. Marta García, coordinadora de actividades del colegio El Castro, reconoce que esta es una de las claves de la evolución de las extraescolares. "Esto no es una guardería, los niños tienen que disfrutar con lo que hacen y sacar algo en limpio de ello. Nosotros nos preocupamos mucho porque las clases se impartan también correctamente, por ello contratamos a gente experta para que ofrezca calidad", concluye Marta García.