Fue la primera vez que la Exposición Universal de la Pesca no se celebraba en Inglaterra. Y también era la primera vez que Vigo acogía un evento de tal magnitud. Se cuidaron todos los detalles, conscientes las autoridades que estaba en juego no solo el prestigio de la industria local, sino también la posibilidad de abrir nuevos mercados. Durante una semana, más de 30.000 personas pasaron por el recinto de 62.000 metros cuadrados que se instaló en Bouzas. La repercusión económica también tuvo su efecto en la hostelería. Se contabilizaron más de 40.000 estancias en la provincia.

La entrada a la exposición ya era un guiño al mundo náutico. Un gran pórtico de 16 metros de alto y 24 de ancho que simulaba la proa de un barco. En el interior también se podía encontrar la mascota del certamen. Se llamaba 'Bernardina'. Era una foca que se puso enferma al día siguiente de la inauguración. El escultor Xoán Piñeiro instaló siete obras a lo largo de toda la exposición.

Durante la inauguración oficial ya se pudo comprobar la grandeza del evento. España era el tercer país del mundo en cuanto a la flota pesquera. El año anterior se había contabilizado un negocio superior a los 38.000 millones de pesetas. López de Letona, ministro de Industria, fue el encargado de inaugurar el evento. Junto a él, Antonio Ramilo, el alcalde, que pronunció una frase para la historia: "Vigo entra en el siglo XXI". También tuvo protagonismo José Nogueira Dalmás, presidente de la Cámara de Comercio, uno de los principales impulsores de la exposición.

Haz click para ampliar el gráfico

La inauguración tuvo también otros detalles. Castrelos acogió una comida para todas las autoridades y el 'Illas Sicas' les llevó a un recorrido por toda la ría. En su travesía pasó cerca de los astilleros, una de las fortalezas económicas de la ciudad. Al día siguiente de abrir sus puertas, por el recinto pasaron 10.000 personas, lo que provocó incluso que se formaran colas en la entrada. Según el balance final, la exposición registró una afluencia total de 160.000 visitantes.

Y entre los mismos figuraban los profesionales del sector. Ingleses, norteamericanos, cubanos, franceses, italianos, portugueses acudieron a la cita. Y también diversas personalidades. Por Vigo pasó Anibal Vela, ministro de pesca de Cuba, o Akinovitch Ishokov, su colega de la Unión Soviética. Destacó la llegada de presidente de la empresa Rolls Royce, que en la exposición presentaba unos grandes motores para barcos.

La Exposición Universal de la Pesca destacaba por las enormes cifras que manejaba. En el interior del recinto se encontraban objetos por valor de 3.000 millones de pesetas, lo que obligó a instalar un enorme dispositivo de seguridad. Estaban representados 19 países y 360 empresas que mostraban sus productos. Vigo contaba con rivalidad, ya que se habían instalado otras 92 ciudades que también buscaban negocios.

Sin embargo, los argumentos locales eran sólidos. Se promocionó la construcción de barcos en los astilleros de la ría. Se destacaba que durante el año anterior se habían fabricado 21 embarcaciones destinadas a la pesca, la mayor parte de ellas buques congeladores. Vigo era la ciudad que más actividad tenía en este sector en toda España. También se tuvo un guiño especial con las numerosas fábricas de conservas que existían, consideradas como las mejores del mundo por su alta especialización.

La exposición tuvo un amplio seguimiento mediático. Periodistas de diversos lugares del mundo se acercaron a la ciudad. El alcalde tuvo con ellos el gesto de reunirse y explicarles también las bondades gastronómicas. El impacto turístico que tenía la exposición también era enorme. Se contabilizaron 40.000 estancias. Incluso el Ayuntamiento de Pontevedra felicitó al vigués por la iniciativa de organizar la exposición y en una declaración institucional señaló que sentía envidia sana de Vigo. Los taxistas y restaurantes de la ciudad se beneficiaron de la amplia presencia de forasteros. También las discotecas. La ya desaparecida Nova Olimpia programó las actuaciones de Augusto Algueró, Antonio Gades y Lola Flores entre otros artistas de la época. Todos los días había espectáculo.

La exposición también tuvo componentes cargados de simbolismo. Durante su celebración atracó en el puerto el buque 'Oriana', una de los más grandes de la época. Transportaba 1.700 pasajeros, la mayor parte de los cuales realizaron varios recorridos por la ciudad. Su presencia fue un emblema del poder de Vigo, aunque no tuviera nada que ver con la exposición de forma directa.

El certamen se consolidó con el paso de los años. Hubo ediciones en 1985, 1991, 1997, 2003 y 2009. Siempre fue un referente en el mundo náutico y su dimensión aumentó con el paso del tiempo. Pero eso ya forma parte de otra historia.