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Nueva etapa en la atención hospitalaria

El traslado culmina con la fusión de las urgencias en Beade y sus primeros atascos

El servicio recibió a 364 personas en sus primeras 14 horas unificado, por debajo de la media -Las esperas se duplicaron por demoras en las pruebas radiológicas -Se suspenden operaciones por falta de material esterilizado

La jefa del servicio de UCI, Dolores Vila. // FdV

Ochenta y nueve días después de que el primer paciente del Hospital Álvaro Cunqueiro atravesara la puerta de consultas externas, la mudanza sanitaria de mayor envergadura realizada en Galicia culminó ayer. Lo hizo con una jornada ligera de traslados -solo seis pacientes- pero que supuso la introducción de un cambio importante para el área: la concentración de todas las urgencias del Chuvi en Beade. Si el jueves lo hicieron las del Xeral, ayer se trasvasaron las del Meixoeiro. En sus primeras 14 horas como servicio unificado recibió a 364 pacientes, menos de la media diaria. A pesar de ello, vivió sus primeros atascos. Los pacientes soportaron esperas el doble de largas de lo normal.

¿A qué se debió? "Esto es una cadena; si falla un eslabón, se rompe y aquí están flojos unos cuantos", ilustra un médico. El principal fueron los retrasos en las pruebas de radiología convencional. Llegó a haber a media tarde hasta 40 pacientes a la vez esperando por ellas y la tradicional imagen de camillas y sillas aparcadas en pasillos se repitió.

En una servicio cuyos metros cuadrados casi se han triplicado, otra dificultad fue la escasez de celadores para trasladar a los usuarios a los servicios de soporte -como Radiología- por los interminables pasillos. A ello se sumó la descoordinación y desubicación típicas de un estreno, la dificultad para orientarse o para localizar espacios por la escasa señalización -el personal identifica salas escribiendo su uso a rotulador sobre la misma puerta- y las esperas por un material fungible que "se repone sobre la marcha". Como colofón, los fallos informáticos que "nos están dejando con el culo al aire", según confiesa otro.

En las urgencias obstétricas, el primer turno fue muy tranquilo, pero cuando por la noche se acumularon una decena de embarazadas cundió el nerviosismo entre el personal que, al tiempo, tenía que tomar decisiones para solventar pequeños problemas. Como por ejemplo, la inexistencia de un tubo neumático en la zona de partos para enviar las muestras al laboratorio de respuesta rápida. El más cercano está a 100 metros, por ello optaron por el "método antiguo": enviar a un celador, al que ahora sustituye personal de la concesionaria para estas cuestiones. El problema se hizo grande cuando el laboratorio de emergencias transmitió que "no daba abasto". Así, tres mujeres que pidieron la epidural se quedaron sin ella porque no llegaron los resultados a tiempo.

Los quirófanos programados también van más lentos de lo previsto. Por distintos motivos pocos son los que han completado su programación y la pediátrica no se ha estrenado ayer, como se preveía. Algunas cirugías se han suspendido porque el material esterilizado no llegó a tiempo a quirófano o faltaba fungible. "Los ánimos están exacerbados por falta de coordinación", concluye uno, mientras otro vaticina que "van a ser necesarios bastantes ajustes".

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