El puzle del Hospital Álvaro Cunqueiro ya está completo. La última pieza que quedaba por encajar fue colocada en la mañana de ayer, cuando a las 08:00 horas se cerraban definitivamente las urgencias del Meixoeiro. Entre abrazos, lágrimas y la gran incertidumbre sobre cómo será su nueva vida en Beade, numeroso personal sanitario acudió a las instalaciones para vivir las últimas horas del servicio.

Flor Diez, antigua empleada de urgencias del Hospital, no quiso faltar al cierre del mismo. Entró a trabajar hace 25 años, justo cuando se abrieron sus puertas por primera vez, por lo que resultaba imposible disimular su tristeza. "Tengo a muchísimos amigos aquí y me da una pena horrible que se vaya a cerrar, es muy difícil no ponernos a llorar. Espero que el próximo destino sea igual de bueno, porque mejor, imposible", relata Flor Diez mientras escribe unas palabras de agradecimiento al Meixoeiro en sus paredes.

Esta enfermera no es la única a que invadió la morriña. José Luis Valverde también llevaba 25 años trabajando en esa área. Resultaba complicado articular palabra, pero no dudó en declarar el cariño que le tiene al hospital. "Nunca vamos a estar mejor que aquí. Lo vi vacío cuando abrió y lo veo igual de vacío al cerrar, se me ponen los pelos de punta", comenta.

Uno de los casos más curiosos fue el de los últimos pacientes de Urgencias. María José Sobral y Antonio Pérez llegaron a las 7.30 horas y fueron atendidos por los pelos. "Vimos que Antonio estaba mal y ya dijimos de tirar para aquí, sin embargo me llamó mi cuñado para decirme que a las 8:00 horas cerraban urgencias así que nos apuramos muchísimo y corrimos porque pensé que nos quedábamos fuera. Al final llegamos casi de milagro", comenta María José Sobral.