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La huella del "Siboney"

El trasatlántico encalló en Punta Borneira y dejó sin transporte a Cuba a 1.200 emigrantes que vivieron de la caridad durante semanas

El"Siboney" encalló inexplicablemente dejando a su suerte a 1.200 emigrantes en el puerto.

El Siboney se acercó a Vigo procedente de Santander. Su capitán, H. A. Huff, conocía la ruta perfectamente. Ese día el mar estaba en calma. Lucía el sol. La lancha con los prácticos del puerto vigués se acercó a la embarcación para dirigirla en su entrada por las islas Cíes. Pero de manera sorprendente el trasatlántico varió el rumbo. Una decisión que le llevó a encallar a 150 metros de la costa. Eso a pesar de las advertencias de los técnicos y también de la correcta señalización del faro ubicado en aquella zona.

El accidente provocó la movilización de numerosos barcos que se encontraban en el lugar, sobre todo pesqueros, y también de otros que estaban en el puerto vigués. El trasatlántico no se hundió ni tampoco quedó muy escorado. Pero el riesgo era grande. Dentro de la nave se mantuvo la tranquilidad. Los pasajeros y parte de la tripulación lograron ser rescatados sin que hubiera heridos. Algunos trabajadores del Siboney se quedaron para ayudar en las tareas de sacarlo del lugar donde se encontraba encallado.

Lo que parecía una tarea sencilla se demoró tres semanas. Potentes remolcadores procedentes de A Coruña, Gibraltar, Dinamarca e incluso un francés lo intentaron. Pero sin éxito. Una y otra vez fracasaron por diversos motivos. El barco permaneció inmóvil durante 21 días y se convirtió una atracción turística. Desde Vigo se organizaban excursiones para verlo de cerca. El accidente incluso tuvo un gran impacto en la prensa internacional.

El Siboney había sido construido cuatro años antes. Tan solo una semana antes, había estado en Vigo, un puerto en el que era habitual. Por lo tanto, conocía perfectamente el recorrido que debía realizar por la Ría. Nadie acertaba a explicar los motivos del accidente. De bandera norteamericana, realizaba la ruta hacia La Habana.

En aquella época se producía un gran flujo de emigrantes hacia América. Por eso el puerto vigués acogía a 1.200 personas para iniciar el viaje. Además, el buque debía transportar 700 toneladas de carga. Los pasajeros que viajaban en el Siboney y su tripulación fueron alojados en varios hoteles. Pero los que esperaban en el puerto tuvieron que improvisar sus alojamientos. Apareció entonces la solidaridad de los vigueses. Muchos fueron acogidos por familias en sus casas y se podría decir que vivieron de la caridad durante esos días. Incluso el Ayuntamiento colaboró para tratar de solucionar un grave problema.

La compañía armadora envío al Henry Mallory y al Orizabal para recoger a todos los pasajeros. Pero en el primero de ellos solo embarcaron 120 personas. El resto tuvo que esperar más tiempo. Algunas zonas del puerto vigués se convirtieron en un improvisado campamento.

Mientras tanto, remolcadores e incluso embarcaciones militares trataban de reflotar el Siboney. Ni aprovechando las mareas eran capaces de sacarlo del lugar donde encalló. Finalmente se optó por una decisión técnica de gran riesgo. Se dinamitó la roca que lo mantenía inmóvil. De esa forma y después de muchos intentos salió del lugar donde estaba atrapado.

Mientras estuvo allí fue vigilado por el ejército y también soltó parte del aceite que llevaba en sus bodegas. Fue una marea negra de poco impacto, pero que perjudicó a los pescadores de la zona.

El trasatlántico emprendió rumbo a Ferrol. La empresa armadora quería que fuera reparado allí. El presupuesto era de seis millones de pesetas, que consideró demasiado elevado. Por ese motivo lo llevó a Inglaterra, donde finalmente se ejecutaron los trabajos de reparación.

El Siboney dejó muchas historias en Vigo. El Decano, en todas sus informaciones, destaca la imprudencia de su capitán y también la respuesta de los vigueses, tanto en las labores de salvamento como en la solidaridad mostrada con los pasajeros que estuvieron tres semanas en el puerto. Curiosamente, el mismo día del accidente, también chocaron dos pequeños pesqueros a pesar de las buenas condiciones del día. No hubo heridos.

La historia del Siboney continuó varios años después. Uno de los mejores tranvías de Vigo llevó su nombre. Se desconoce si era en homenaje a este barco o en referencia a una conocida marca de café. Precisamente ese tranvía sufrió un grave accidente en el puerto vigués con un balance de tres personas muertas y numerosos heridos.

El barco que dejó huella en Vigo por distintos motivos se utilizó después del percance en la ría en diversas operaciones. Transportó militares desde Estados Unidos a Europa, realizó rutas en Sudamérica e incluso fue buque-hospital durante algunas años. En 1957 acabó siendo desguazado tras llevar mucho tiempo inactivo.

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