Tres citas internacionales, 15 días de competición, interminables jornadas de trabajo y escasas horas de sueño. Este es el resumen del primer año de participación del equipo UVigo Motorsport en la Formula Student. ¿Cómo ha sido la experiencia? "Fantástica". Los 14 miembros de la Escuela de Ingeniería Industrial hacen balance de su estreno en el campeonato tras disputar su última prueba en Montmeló. El monoplaza universitario UM-15 no volverá a rodar en un circuito hasta el año que viene.

"Es un lugar de competición, pero también de compañerismo", cuenta Gonzalo Ferreiro desde la furgoneta que le trae devuelta a Vigo. El circuito al que ya han dicho adiós, Montmeló, les ha proporcionado las alegrías y sinsabores que ya vivieron en Silverstone y Hockenheim y un tercer puesto es la sección de diseño. Más que los aciertos, lo que recuerdan bien son los traspiés: "Hemos cometido muchos errores, pero es normal, era la primera vez que participábamos, íbamos a aprender y a entender cómo funciona la Formula Student".

Las complicaciones mecánicas han marcado sus apariciones. Las pruebas de larga duración, en las que el monoplaza debe correr hasta 40 minutos, han sido su talón de Aquiles. En esta ocasión, como en las anteriores pruebas, se tuvieron que conformar con ver la disputa desde las gradas. Ferreiro asegura que a pesar de todo disfrutaron viendo al resto de sus compañeros, especialmente a los españoles. Lo que habían diagnosticado en la primera cita como un fallo del motor, en Montmeló se reveló como un problema de la centralita, el aparato desde el que controlan todas las conexiones eléctricas. Ferreiro explica que el viernes detectaron el problema y el equipo se vio obligado a realizar un cambio del sistema, algo impensable para un grupo con medios limitados como el suyo: "Normalmente trabajas durante un mes para instalarlo bien, nosotros teníamos menos de un día y en cuatro horas lo hicimos gracias a la ayuda del resto de equipos".

Aunque a la Formula Student todavía le quedan países que visitar, los alumnos vigueses tienen que despedirse de la competición hasta el año que viene. "Nos gustaría ir a las citas que quedan, pero no hay dinero para más", confiesa Ferreiro. El presupuesto con el que han contado es de 60.000 euros, dinero que han invertido tanto en la construcción del monoplaza, como en el desplazamiento y estancias en las tres ciudades que han visitado.

El vigués asegura que algunos patrocinadores ya les han expresado su intención de seguir apoyándoles, pero necesitan el mayor presupuesto posible: "Estamos muy contentos, queremos animar a otras empresas a que participen con nosotros. Priorizamos que sean del sector automoción y gallegas, porque estamos encantados de llevar el nombre de Galicia por el mundo".

El UVigo Motorsport ha sido una de las escuderías menos numerosa, lo que les ha ocasionado algunos problemas. Las horas de trabajo se duplicaron y los imprevistos complicaban sus intervenciones más de lo que les hubiese gustado. Pero gracias a todos los baches que sortearon, han experimentado la solidaridad y el compañerismo de los colegas. Más allá de las consideraciones académicas y profesionales, los estudiantes resaltan el aprendizaje personal y el "orgullo" de pertenecer al conjunto. Ferreiro, como el resto de sus compañeros, recordará la Formula Student como "un espacio de reunión" en el que ha primado la hermandad sobre la competitividad.