La conselleira de Sanidade salió ayer escoltada por policías de paisano y agentes de seguridad privada de una visita al nuevo hospital de Vigo reventada por un grupo de trabajadores que protestaban contra las "deficiencias" del complejo Irrumpieron en el área de Urgencias todavía cerrada al grito de "manos arriba, esto es un atraco" y exigiendo la dimisión de Rocío Mosquera. Reclamaban una reunión con responsables del Sergas para que se habilite una alternativa gratuita de aparcamiento para trabajadores y pacientes y se subsanen "graves fallos" que detectan en unidades como Oncología, el hospital de día o la futura unidad de transplantes.

La convocatoria de la Xunta era a las 13.30 horas en el vestíbulo principal de hospitalización, pero media hora antes la ubicación cambió y se reunió a todos los invitados en la puerta de Urgencias, en la trasera del edificio. La conselleira llegó antes de tiempo y su equipo limitó a cinco las preguntas de los periodistas para iniciar como tenían planeado un recorrido por lo que serán los nuevos boxes de Urgencias. Mosquera, el gerente del área sanitaria de Vigo, Félix Rubial, la delegada de la Xunta, María José Bravo Bosch, el presidente de la Sociedade Concesionaria Novo Hospital de Vigo S.A., Santiago Pérez, y representantes del PP local recorrieron las instalaciones y probaron el nuevo equipamiento.

Todo transcurría con normalidad hasta que de fondo empezaron a oírse gritos de "conselleira dimisión". En ese momento, los agentes de seguridad privada y su equipo se llevaron a la titular de Sanidade a los ascensores para sacarla del tumulto y trasladarla un piso por debajo a una de las plantas de hospitalización que permanecen cerradas.

Se originaron carreras por las escaleras para alcanzarla y se vivieron momentos de tensión por el enfrentamiento entre tres policías de paisano y algunos de los manifestantes que trataban de acercarse a Mosquera. La conselleira y su equipo avanzaron rápido por un pasillo todavía cerrado al público para evitar el enfrentamiento directo mientras los profesionales, separados por un cordón de seguridad de unos 50 metros de distancia, aprovecharon para lanzar sus proclamas con un megáfono y exigir una reunión con ella y el gerente vigués.

El medio centenar de profesionales que pudo acceder al lugar de la visita denunció que el Álvaro Cunqueiro "no reúne las condiciones técnicas exigibles para recibir a la plantilla del Chuvi ni a los enfermos crónicos". Exigieron que se levante la alambrada que rodea al nuevo hospital y se habiliten en esos terrenos cedidos a Sanidade tras la obra "alrededor de mil aparcamientos gratuitos para el personal y los enfermos". "Por los pacientes, estamos aquí", coreaban mientras a través de intermediarios se fraguaba una reunión que se celebraría una hora más tarde entre Mosquera, Rubial y representantes de todos los sindicatos.

Antes de que la protesta obligase a modificar su agenda, la titular de Sanidade tuvo tiempo de felicitar a la Gerencia de la EOXI de Vigo "por un traslado sin incendias" que ayer alcanzó el centenar de hospitalizados, agradecer "el esfuerzo de los profesionales" y pedir "disculpas por los trastornos que se puedan ocasionar a los pacientes". La prioridad para los portavoces del Sergas es que "se están cumpliendo de forma estricta los plazos" y siempre "garantizando la seguridad de los pacientes y los profesionales". La conselleira evitó responder a las críticas del personal sanitario por supuestas deficiencias en el equipamiento y el funcionamiento de algunas unidades. "Más reuniones con los trabajadores es imposible. Estamos ante un cambio cultural y de modelo organizativo y quejas siempre las puede haber", aseguró en presencia del gerente vigués. Solo respecto a la protesta concreta de enfermos oncológicos precisó que la reordenación del Chuvi es un proceso "muy complejo y se intentarán solventar todas las deficiencias que puedan darse".