Una amenaza de desahucio se cierne sobre Merche y sus tres hijos, dos de ellos menores de edad. Se encuentran en una "situación de emergencia", como ella misma define. Para poder hacer frente a los gastos de la casa, cada miembro vive con menos de dos euros al día, un esfuerzo imposible e insuficiente ya que aún así no logra evitar las deudas. Tanto ella como la red solidaria popular de Vigo y el foro socioeducativo Os Ninguéns han presentado sendas cartas al Concello y la Xunta pidiendo ayuda. Merche lleva más de un año sin trabajar y cuatro meses esperando una vivienda social.

A sus 47 años por lo que más sufre esta viguesa es por sus hijos. "A ellos les destroza, al pequeño le intentas esconder la situación y los otros a veces se revelan, se preguntan qué tipo de sistema es este que no nos ayuda", cuenta Merche. Divorciada desde hace tiempo, todo empezó a ir cuesta abajo hace algunos meses. Recibe una manutención de 125 euros y una ayuda familiar de 426. "Voy pagando el alquiler o los recibos, pero después no me queda nada para el mes", asegura.

La familia vive a a las afueras para poder pagar una casa más barata. Hasta hace algo más de un año siempre había estado entre fogones, como ayudante de cocina. "También tengo estética", apunta. Ahora ya no le queda dinero para arreglar el coche, ni para comprar otra lavadora que sustituya a la que lleva cinco meses sin funcionar. Sus caseros ya le han advertido que si no atiende a los pagos, la desalojarán y Merche ve ese día más cerca que lejos. Del alquiler del mes pasado adeuda 50 euros, una cantidad que puede parecer pequeña pero que para ella es equivalente a un millón: inasumible.

La primavera pasada solicitó una vivienda social a la Xunta, "no sé nada", lamenta. El Concello le pagó puntualmente algunos recibos y su familia y amigos le ayudan a afrontar el día a día. "Pero así no se pude vivir". Si el desahucio se produce, Merche no tiene a dónde ir. Su fortaleza la convence de que "tiene que ser", de que tienen que ofrecerle una alternativa, una vivienda que pueda pagar sin tener que privar a sus hijos de comer. Su hijo mayor, de 18 años, ha tenido que irse de casa a vivir con su pareja porque ella ya no podía mantenerlo: "El también lo pasa mal, porque no encuentra trabajo ni puede acabar bien sus estudios".

Las asociaciones que están apoyando a Merche advierten que si ni la Xunta ni el Concello ofrecen una solución a esta familia en dos semanas, comenzarán con movilizaciones en la calle.