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Ayuda en la playa para todos

Las Cíes acogen cada semana a tres voluntarios que ayudan a visitantes con discapacidades físicas

Las voluntarias de esta semana en la isla: Laura Real, Lucía Pedrosa y Lara Ferreira. // FdV

La Xunta presentaba en mayo su programa de voluntariado ambiental en el Parque Nacional das Illas Atlánticas. A través de él, personas como Lara, Laura y Lucía realizaron un curso de Ayuda a Personas con Diversidad Funcional con el fin de trabajar como voluntarias en Cíes. Aunque al examen llegaron 74 personas, solo 24 consiguieron plaza para colaborar en la isla. Así, en grupos de tres personas, estos voluntarios acuden una semana completa a Cíes, pernoctando en el camping, para ofrecer su ayuda y apoyo a cualquier persona con algún tipo de discapacidad física, temporal o permanente, sin que ellos suponga un obstáculo para aprovechar al máximo su estancia en la isla.

"Estamos durante los siete días en el camping y al ser tres compañeras, dos se quedan en el puerto recibiendo a la gente y la otra acude a la caseta de información", explica Lara. Es en estos puntos de información donde se pueden alquilar tanto muletas, como sillas de ruedas y sillas acuáticas para que la gente con discapacidad en las piernas pueda bañarse en la playa. Las voluntarias esperan la llegada y salida de campistas en los barcos, en busca de visitantes que necesiten su ayuda: "Si vemos a alguien con algún tipo de problema o molestia, ya le informamos de las opciones que tiene y, si lo necesita, nos ofrecemos a acompañarlos en alguna ruta concreta", comenta.

Es la primera vez que estas tres chicas trabajan como voluntarias en las islas y están encantadas, aunque como en todo, también creen que todavía se podrían mejorar cosas para facilitar el acceso a alguna de las playas o de los puntos más altos de la isla. "Lo más necesario sería resolver detalles a nivel de estructura", afirma Lara. Y explica: "El acceso a la playa de Rodas, por ejemplo, es complicado, porque no hay un terreno firme donde apoyar la silla y acceder de manera fácil". Algo similar ocurre con la Ruta del Alto del Príncipe: "El terreno es complicado, pero ya no sólo para personas en silla de ruedas, sino que quien quiera subir hasta allí con un carrito de bebé tampoco podría hacerlo".

Lucía, al superar con ellos las trabas que supone padecer algún tipo de discapacidad, propone una mejora: "Se podría poner algún tipo de vehículo, como un trenecillo que llevase a la gente hasta lo alto del faro, por ejemplo" y prosigue: "Ya no es sólo por las personas que están en silla de ruedas, sino que viene mucha gente mayor que le cuesta subir y, por tanto, no tiene forma de acceder a esa visita". Lo que si es una fortaleza de la isla en cuanto a ayuda se trata, es la "coordinación" entre unidades, cuenta la voluntaria. Tanto ellas como la Cruz Roja o Protección Civil tienen un contacto directo por si algún visitante necesita atención sanitaria o sufrie algún incidente.

Lara, Laura y Lucía estarán en las islas hasta el miércoles, atendiendo a quien lo precise y ayudando o acompañando a quien así lo pida. La próxima semana se hará la rotación y llegarán otros tres voluntarios a pasar la siguiente semana en el arenal atlántico. Cada año se inscriben en los programas de voluntariado que propone la Xunta de Galicia alrededor de 375 personas para llevar a cabo hasta 2.000 actividades.

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