Como quien vive apretado de dinero tras derrochar el que tenía y lo busca desesperado hasta debajo de las piedras, la Autoridad Portuaria de A Coruña quiere sacar partido de las olas y lo que generan sobre las rocas de su terminal exterior. Todo vale una vez descartado que su verdadero destino fuera alguna vez ser puerto refugio y ante la complejidad de hacerlo operativo cien por cien. Las cofradías de la zona hablan de una colonia de percebes "espectacular". Como referencia aseguran que solo con los ejemplares que pueblan una cara de los bloques de cinco metros que componen la escollera daría para completar una jornada de trabajo. Pero es que además ha favorecido la presencia de otras especies muy cotizadas, como nécoras, pulpo, sargos o lubinas. El nacimiento de esta enorme riqueza ha servido en bandeja a los pósitos los argumentos para reclamar la explotación del marisco en Punta Langosteira, paralizada desde el inicio de las obras.

A esta posible fuente de recursos, que la Autoridad Portuaria pretende obtener sacando a concurso la concesión tanto para pesca como para el marisqueo, se suma otra probable también vinculada a la violencia de las aguas que bordean el gigantesco malecón. Se trata de un proyecto, denominado Energymare, que tiene como objetivo analizar las posibilidades que ofrece el oleaje que bate en esta zona para la obtención de electricidad, la conocida como energía undimotriz u olomotriz. La Xunta financia el 20% del coste de esta iniciativa, presupuestada en tres millones. Según recalcaron sus promotores el pasado mayo, Langosteira reúne las mejores condiciones de Galicia en cuanto a potencial energético de las olas.