Han pasado 48 horas desde su operación y continúa convaleciente. Duches, una tigresa de Vigozoo que ya ronda los 15 años, tiene cáncer. Hace ocho meses un tumor del tamaño de un puño apareció en su espalda. Se lo retiraron, pero hace dos días tuvo que volver a ser intervenida porque la enfermedad ha vuelto a aparecer en diferentes partes de su cuerpo. En breves comenzará con la quimioterapia. Se trata del primer animal del zoo que sufre una dolencia de este tipo y los próximos días serán decisivos para su vida.
"La dificultad de la intervención depende del tamaño del tumor", explica el veterinario del recinto, Antonio Acuña, frente a la jaula en la que descansa el animal. "Se le corta una porción de piel que circunde el tumor tres centímetros y se cose". A la tigresa le han tenido que extirpar un trozo del pelaje del lomo, donde se regeneró el tumor. También de la parte superior de su pata izquierda delantera y de una de las traseras. Tendida sobre una cama de paja, Duches muestra sus recientes cicatrices. Frente a ella un montón de carne magra suda la sangre en un recipiente. No se levanta siquiera a olerla.
Hace ocho años llegó a Vigo procedente de un circo. Al lado de la jaula en la que se recupera de la intervención, que tuvo lugar hace dos días en el Hospital Veterinario Universitario Rof Codina de Lugo, pasea su compañera, también tigresa, Kenia. Mientras una frota sus 200 kilos de peso contra los barrotes de la jaula en busca de las caricias del veterinario, la otra apenas llega a los 100. "No asimila la comida", cuenta Acuña. A los tumores se le suma una enfermedad del intestino. Come seis kilos de comida al día, dos más de los que le corresponden, pero no consigue engordar.
En dos semanas las heridas quirúrgicas cicatrizarán -siempre que no se arranque los puntos- y entonces podrá comenzar la quimioterapia con fármacos que ingerirá. Acuña cuenta las ventajas de la administración de las pastillas por vía oral frente a otros métodos: "Normalmente los tratamientos son intravenosos, pero no nos podemos permitir dormir a un animal como este cada vez que queramos medicarlo". Cada cuatro o cinco semanas recibirá su dosis.
"Que un animal se enferme en el zoo no es normal", afirma el veterinario. Su función es más de prevención que de cura. La máxima dolencia que suelen sufrir los animales es parasitaria, nada anormal en la fauna. El cáncer es una enfermedad extraña, sobre todo en los animales salvajes. El veterinario expone cómo los tigres llegan a padecerla. "Estos animales, a pesar de ser salvajes, llevan mucho tiempo viviendo en cautividad. Se mezclan diferentes especies y al no ser tan puros se producen mutaciones que degeneran en un aumento de los tumores".
El tratamiento que recibirá no es a base de una medicina creada para animales, sino que es el mismo que se le suministra a una persona con esta enfermedad. Acuña lamenta que la investigación farmacológica veterinaria sea casi inexistente, por este motivo no saben cómo reaccionará ante las pastillas. A Duches solo le queda esperar.
