Aunque cada vez son más las personas que logran alcanzar el centenario, llegar a los cien años de edad sigue siendo para muchos una marca muy lejana, inimaginable, utópica... Nemesia Alfonso Fernández entró ayer en este exclusivo club. Y, aunque no existe una receta mágica para conseguirlo, todos los que lo alcanzan presumen de la suya. La de esta covelense afincada en Vigo desde la década de los 40 es muy, pero que muy sencilla. "¿Cómo se chega os cen anos? Para iso é indispensable beber moita auga", confesaba ayer, visiblemente cansada tras la gran fiesta que le había preparado la familia en su casa de Candeán.

Aunque no tuvo hijos, no le faltan sobrinos, ya que tuvo 11 hermanos. De hecho, a una de ellas, Rosalía, la crió desde bien pequeña. "Oficialmente es mi tía, pero es como si fuera mi madre", reconoce orgullosa. Y junto a ella y más de una veintena de familiares pudo soplar ayer las velas de la tarta que le prepararon para celebrar su aniversario. "Fue muy emotivo y lloró mucho cuando le cantamos el Cumpleaños Feliz", comentaba orgullosa su sobrina.

Nemesia llegó a Vigo con 30 años a trabajar como asistenta en la casa de un abogado. Se casó tarde, a los 40, con su marido Domingo Pérez, fallecido ya hace 27 años. Y, aunque sus familiares reconocen que siempre fue una mujer muy activa, los años, como es normal, pesan. Por eso ayer pronto se tuvo que meter en cama a descansar. "Estuvo ingresada varias veces por problemas de corazón y es muy delicada", excusaban sus familiares, que la describen como una mujer "encantadora, dulce, muy buena cocinera y apasionada por la lectura". Las limitaciones de la edad le impiden ahora zambullirse en los libros. Y también ver los combates de boxeo y partidos de baloncesto de los que -asegura su sobrina Rosalía- es aficionada. En lo culinario, le pirra el dulce. Por eso ayer no podía faltar la gran tarta con la que los suyos celebraron por todo lo alto su entrada en el club de los centenarios.