Los turistas que llegan en las numerosas paradas de cruceros en Vigo se lo encuentran nada más bajar las escaleras del barco. Los jóvenes disfrutan de sus terrazas y bares nocturnos y las familias pasean por sus angostas calles, que permiten un respiro del abrasador calor del verano. Quién te ha visto y quién te ve, piensan muchos. El Casco Vello de Vigo ha experimentado una radical transformación desde su degradación en los años 80 y abandono de buena parte de los edificios -llegó a contar con hasta 150 edificios en estado ruinoso-.

Sin embargo, las últimas actuaciones en el barrio, con la compra y rehabilitación de edificios por parte del Consorcio Casco Vello, la instalación de sedes institucionales, como la UNED o el Servicio de Notificaciones y Embargos y los nuevos centros culturales y de ocio, como la apertura de la Pinacoteca y el Centro de Arte Fotográfica de Vigo, han contribuido a renovar por completo el histórico barrio, al que muchos vigueses hacía años que no visitaban.

Geles, de la Factoría del Arte, lleva 4 meses en su negocio de la Calle Abeleira Menéndez, en la parte alta. "El barrio es muy desconocido para los vigueses y hace que sea como un descubrimiento de una nueva zona", comenta esta emprendedora que se muestra ilusionada por "ver resurgir el Casco Vello". Apenas unos pasos más adelante, en esta calle envuelta en sonrisas, Pepi, que trabaja en Matina, destaca la apertura de nuevos comercios que "invitan a la gente a pasear y tomarse un café", dotando de vida al barrio.

Frente a la calma y ambiente relajante de la parte alta de Vigo, desde donde disfrutar de increíbles vistas a la ría, la parte baja rebosa una actividad abrumadora. Tanto la Praza da Princesa como la Praza da Constitución son el escenario diario del encuentro entre locales y visitantes. Las terrazas son, a menudo, punto de parada obligada para aquellos que suben desde Beiramar.

En la parte baja, mucho más turística, los ojos de los viajeros se detienen en cada esquina, aunque todos ellos acaban en la popularmente conocida como calle de las ostras. Fernando Martínez lleva 27 años haciendo llegar el afamado molusco a Vigo y desde hace 8 años se ha hecho cargo del negocio familiar. El barrio "está bonito y limpio, lo veo perfecto y a la gente le gusta", comenta mientras no descansa ni un segundo en la limpieza y presentación del popular bivalvo. También Nicolasa Álvarez, que regenta una tienda de recuerdos, reconoce "muy contenta" que "el Casco Vello vive gracias al turismo". ¿Lo más vendido? Hórreos y recuerdos con marcado carácter gallego.

Entre las asignaturas pendientes, la rehabilitación completa del Berbésla rehabilitación completa del Berbés y mayores espacios públicos. "Bajo mi punto de vista, debería haber más bancos y plantas para atraer a la gente a estar aquí", comenta Olga, de O gato con joyas. "Veo el Casco Vello muchísimo mejor que hace años, pero todavía debe mejorar y ponerse al nivel de Europa", afirma.

Los secretos ocultos del barrio

Para muchos, el casco histórico es todavía un desconocido y son muchos los rincones con gran historia. Entre ellos, el "banco dos contos", antiguo lugar de encuentro donde feriantes y labriegos que visitaban la ciudad para vender sus productos comprobaban cuánto habían ganado esa jornada y pagaban tributos y tasas. También la casa "da collona", donde vivía la afamada madama de uno de los locales. Más conocida es la "Oliveira de Vigo", situada en el mirador del Paseo de Alfonso XII, símbolo de la ciudad.

La Asociación Casco Vello de Vigo ha puesto en marcha un proyecto audiovisual con el objetivo de "registrar la memoria colectiva de parte del barrio" y "rescatar a aquellas historias y personas que construyeron su identidad". A través de un mapa de la ciudad, es posible explorar visualmente y de forma intuitiva las curiosas historias que las empedradas calles guardan para siempre.