El Hospital Nicolás Peña, a sus 119 años, cerraba ayer otra página de su historia. A las 27 camas que se clausuraron el 1 de julio por las vacaciones de verano, se sumaron ayer otras 60, con lo que solo queda en el centro la unidad de Salud Mental. El plan, es no volver a abrirlas y adaptar los espacios a su futuro uso, vinculado principalmente al servicio de Psiquiatría. De hecho, los alrededor de 70 trabajadores de las 3 plantas clausuradas -entre personal de enfermería, médicos, mantenimiento, cocina, limpieza...- acaban de ser recolocados. El Sergas asegura que, si fueran necesarias durante el período de traslado al nuevo hospital, se reabrirían.

El Nicolás Peña cerró a principios de mes 15 camas de cuidados paliativos, 8 de rehabilitación y 4 de Medicina interna. Las otras 60 que quedaban de esta especialidad, se clausuraron entre la tarde del martes y la mañana de ayer. Su último paciente, una mujer de 85 años con infección respiratoria, salió alrededor de las 14 horas. En el centro solo quedan los 30 ingresados agudos de Psiquiatría, que deben trasladarse al nuevo hospital el 24 de agosto.

Aunque esta unidad de Salud mental ha dado su visto bueno para iniciar las pequeñas obras de reforma de este hospital con sus pacientes dentro, el arranque de los trabajos depende de su licitación y esta aún no se ha producido. La única fecha que confirma el Sergas es la del año 2016 para el traslado de la hospitalización del Rebullón -68- al Nicolás Peña. En el nuevo destino, Psiquiatría quiere crear un verdadero centro de "rehabilitación activa de estos pacientes". Trabajan con los planos de reforma desde hace un año. Habilitarán como individuales las habitaciones -manteniendo así un potencial de crecimiento si es preciso- y las sobrantes -medio centenar- las habilitarán como salas para talleres y actividades, así como para fumadores -ya que los centros psiquiátricos son unos de los pocos edificios colectivos en los que, por ley, se puede fumar dentro-.

El Nicolás Peña fue inaugurado en su actual finca -la de El Carmen- en 1896, como hospital municipal y bajo el nombre de Elduayen, uno de los principales benefactores que lo hicieron posible. Luego pasó a llamarse Los Pabellones y, finalmente, recibió su actual denominación al jubilarse el doctor Nicolás Peña, director del centro. Nació con tres salas con 20 camas de hierro. Hasta los años 90 atendió a pacientes de "beneficencia". "Se hacía de todo, partos, cirugías...", recuerda Pilar Agulla, auxiliar de enfermería que empezó a trabajar allí en 1973 y a la que le hubiera gustado jubilarse, dentro de dos años, en el Nicolás Peña. Con su traspaso al Sergas, en 1994, se construye el nuevo edificio de hospitalización e inicia una nueva etapa como hospital destinado, principalmente, a crónicos de larga estancia y paliativos. Ahora comienza otra, con la despedida de Medicina interna y la adaptación a nuevos usos.