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Descubrir el patrimonio de la industria del salazón

Empresarios proponen recuperar estas viejas fábricas como reclamo turístico, cultural y docente

El viejo cargadero de wolframio, ubicado frente a la antigua fábrica del Alemán, en Rande. // R. Grobas

De algunas quedan solo ruinas y de otras maltrechas estructuras pero en su día representaron el músculo industrial de la Ría. En ambas márgenes de esta bahía languidecen carcomidos por el olvido vestigios de instalaciones de la época romana y hasta de las primeras fábricas de conserva desconocidas para el gran público. La agrupación de interés económico Logidigal considera un desprecio a la historia la situación de este patrimonio y defiende su recuperación.

En la época de cuando los romanos comenzaron a explotar las salinas en la ría, que continúa en la segunda mitad del XIX con la industria de la salazón y posteriormente la de la conserva, las factorías se establecían a orillas del mar para recibir sus materias y enviar los productos elaborados para su comercialización. De esta necesidad de trabajar al borde del litoral surgen los numerosos ejemplos del "gran patrimonio industrial" que en opinión de Logidigal han quedado en el olvido "sin que nadie le preste la menor atención". Señalan algunos: las fábricas de salazón de Regasenda (conocida como la del Alemán) y Buxa Salgadeira da Portela; la de estaño LME, ubicada en el margen derecho del río Alvedosa; la fábrica-horno de cal, en el Estrecho de Rande (San Adrián); y las salinas de Ulló en Vilaboa.

A estos añaden otros recintos de igual valor histórico, como las canteras de piedra de Domaio y Meira que "fueron básicas y fundamentales para la construcción de la ciudad de VIgo y de su puerto". Cada una de ellas disponía de cargadero propio, lo que da una idea, subraya el colectivo, de su importante actividad, y hasta generaba un tráfico marítimo específico representado por buques especialmente adaptados para este tipo de transporte. "Estas canteras quedaron abandonadas en el s.XX cuando el cemento u hormigón sustituyó a la piedra en la construcción", reprochan. Precisamente esto es lo que pretenden evitar que suceda con los vestigios que todavía permanecen en pie.

Su propuesta, dirigida a instituciones como el Puerto, ayuntamientos y hasta la Xunta, pasa por poner en valor este rico patrimonio histórico industrial, "catalogando y restaurando estas antiguas fábricas con el objetivo de publicitarlo y explotarlo en los ámbitos cultural, turístico y docente", concluyen.

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