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El adicto a la 'coca', según las matemáticas

La investigación de una profesora de Povisa predice que el perfil con mayor riesgo de ser consumidor es el del varón solo, parado, joven, con bajo nivel de estudios e ingresos

Pilar Magdalena, con el artículo publicado. // A. Irago

Un individuo que viva solo, que sea hombre, que esté desempleado, que tenga entre 18 y 36 años, con un bajo nivel de formación y pocos ingresos. Estos y por este orden de importancia son los factores que dibujan el perfil de mayor riesgo para ser o convertirse en un consumidor de cocaína en España. Esta es una de las conclusiones que ha alcanzado la profesora de Bioestadística de la Escuela de Enfermería de Povisa, Pilar Magdalena, aplicando modelos matemáticos. La publicación en la que ha recogido estos resultados es una aportación independiente de la tesis doctoral sobre Ensayos de Economía de la Salud, en la Universidad de Santiago.

La mayor novedad que introduce esta investigación es el uso de modelos estadísticos "muy potentes", como son los árboles de decisión, para poder analizar datos socioeconómicos o sanitarios. Así, no se obtienen los tradicionales datos por variables, sino una visión completa de como interaccionan entre sí, según explica la matemática Pilar Magdalena. Decidió aplicar este modelo predictivo al consumo de cocaína para tratar de explicar por qué España sigue a la cabeza mundial en esta adicción y cuál es el entorno social de los españoles para que haya mayor riesgo que en otros países. Destaca que el 3,3% de la población nacional de entre 18 y 65 años la consume de forma ocasional, regular o habitual y en cualquiera de sus formas -polvo o base-, lo que representa "un problema de primera magnitud en tanto en términos sanitarios, como económicos y sociales.

Aplicó estos métodos a los datos de 44.000 adultos recogidos por la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España desde 2007 a 2012. Magdalena obtuvo esta predicción: el mayor riesgo lo tienen individuos que no vivan en pareja, varones, parados, menores de 36 años, con bajo nivel de estudios y pocos ingresos. Por ello, su grupo de investigación -que completan Manel Antelo y Juan C. Reboredo, de la Universidad de Santiago- sugiere que se dirijan a ellos en especial las políticas de prevención y educación.

Otra de las cuestiones que han observado es que la cantidad de personas que consume es mayor al aumentar la cantidad de ingresos, pero hasta un límite. A partir de los 1.900 euros al mes, empieza a caer. Confirmaron también diferencias significativas entre sexos: los hombres triplican a las mujeres (5,2% frente a 1,5%).

El estudio también ha servido para detectar a otros grupos de individuos existentes con "preocupantes" prevalencias en el consumo de cocaína. El mayor porcentaje se registra entre los hombres de mediana edad, que viven solos y que tienen ingresos medios, a pesar de ser inactivos. El 18,4% de ellos, consume. Pero son pocos, porque el colectivo que reúne estas características solo representa el 0,1% del total de los 44.000 individuos. Los que si son un grupo significativo -el 4,3%-, son los hombres solos, desempleados, con baja formación o estudios universitarios y con poco dinero. De ellos, el 12,2% es consumidor.

La toman más de una décima parte de los jóvenes, que no residen en pareja, trabajadores y titulados universitarios -el 0,6% de la población-. Y entre los que reúnen las mismas condiciones, pero no tienen estudios -el 0,2% de la muestra-, el porcentaje se dispara hasta el 18%.

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