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La integración empieza en la guardería

El grupo Griles de la Universidad lleva la lengua de signos a escuelas infantiles gallegas para incluir a los niños sordos - El resto de la clase mejora sus habilidades cognitivas y comunicativas

Dos investigadoras del grupo Griles, Lucía González y Ana Fernández, en una sesión de cuentacuentos en la librería Libros para soñar.

Introducir la lengua de signos en las escuelas infantiles permite integrar a los niños sordos en las primeras etapas educativas mientras sus compañeros aprenden una nueva lengua que, además de mejorar sus habilidades cognitivas y comunicativas, les facilita una herramienta clave para avanzar hacia una sociedad cada vez más inclusiva.

El grupo de investigación de lengua española y lenguas signadas (Griles) del campus suma varios años de experiencia en las aulas de 0 a 3 años con una iniciativa en la que también participa el Gabinete de Psicología Arca y que ya se ha consolidado en las escuelas viguesas Panxoliña y Abrente y también en Navuxil de Porriño. La fórmula ha llegado este curso hasta Oleiros, en A Coruña, donde una guardería ha introducido la lengua de signos tras la llegada de María, una niña sorda de 2 años.

"Hay gente que tiene una visión desde la discapacidad, pero hablamos de una comunidad lingüística como la de los alemanes o los franceses, pero que utiliza el movimiento de las manos y la percepción visual. Estas escuelas la incluyen como una lengua para todos, igual que hacen con el inglés o el gallego. Los niños sordos se integran y sus compañeros obtienen muchas ventajas desde el punto de vista del desarrollo cognitivo e intelectual", destaca la responsable del grupo Griles, Concha Báez.

María Bao, lingüista y logopeda que realiza actualmente su tesis en el equipo vigués, se ha encargado de formar a las educadoras de la guardería de Oleiros, que ya ha decidido incluir la lengua de signos en todas sus clases, así como a María, que habla "perfectamente", y también a sus padres. El Gabinete Arca ha desarrollado un programa específico para el desarrollo cognitivo de la niña y a través de canciones y de palabras sencillas todos aprenden a comunicarse utilizando sus manos y sus ojos.

"Los resultados en las escuelas son excelentes. La integración debe hacerse así, desde la normalidad. Y la relación de los niños oyentes con sus padres mejora porque son capaces de explicarles si tienen hambre o frío antes de poder decírselo hablando. Evita mucha frustración", destaca Báez.

El grupo Giles también colabora con el colegio público de Reboreda (Redondela), donde la lengua de signos es una asignatura extraescolar y forma parte del día a día de los niños, por ejemplo, en su menú escolar, y con el CEIP Escultor Acuña, pionero en Europa al incorporar el lenguaje de los sordos a los programas educativos de Infantil y Primaria.

Todas estas experiencias y otros proyectos del grupo forman parte del libro "Buscando respuestas en lengua de signos", que acaba de publicar la editorial Axac.

Los niños que hoy aprenden esta sistema de comunicación permitirán reducir brechas en el futuro. "No oír es muy aislante y desesperante para la persona. Con estas iniciativas esperamos que llegue a ser una lengua de todos", concluye Báez.

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