En el palmarés de este joven inquieto de 7 años y grandes ojos azules ya figuran dos campeonatos regionales y otros dos nacionales. En 2014, cinco meses después de su primer contacto con el ábaco en la Academia Aloha, se alzaba en Zaragoza como el mejor de su categoría tras competir con 234 niños de todo el país.

Y este año reeditó el campeonato nacional, ya en una categoría superior, tras resolver las 70 operaciones de la prueba en 3, 41 minutos -el límite está en los 5-. Breogán Domínguez incluso rebajó su marca del año pasado, que fue de 4.

"En esta ocasión estaba más nervioso, pero una vez que comenzó a hacer la prueba ya se relajó por completo y disfrutó mucho. Ha dejado el pabellón de Vigo y de Galicia bien alto. Mereció la pena hacer tantos kilómetros hasta Málaga", celebra su padre, Roberto Domínguez, titulado en Física y profesor del instituto Santo Tomé.

Además de mejorar su concentración y motivación en todas las asignaturas, el ábaco enseña a los pequeños el valor del esfuerzo. "Se lo toman como un juego y disfrutan tanto de las clases como de los campeonatos, pero saben que requiere un entrenamiento diario", señala Roberto.

Breogán sigue soñando con ser astronauta pero en el último año también ha añadido las profesiones de cantante y notario.