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El servicio de Infancia y Familia atendió a 617 menores en 2014

Vigo asesora en casa a 200 padres para cuidar mejor a sus hijos

Psicólogos, educadores y trabajadores sociales les enseñan hábitos de salud y vigilan su escolarización

Entre los múltiples programas que desarrollan los servicios sociales del Concello hay uno especialmente sensible cuyo objetivo final es evitar el desamparo de más de 600 menores cuyas familias atraviesan una situación de vulnerabilidad. El Servicio de Infancia y Familia dependiente de Benestar supervisa 200 hogares del municipio con la intención de modificar dinámicas poco saludables, enseñarles a organizar mejor su economía, a cuidar mejor de los hijos e insistir en la necesidad de cumplir con su escolarización. En 2014 atendieron a 394 familias de las que formaban parte 692 adultos y 617 niños.

Ellos son el objetivo central de un programa que trata de aplicar medidas preventivas para una mejor convivencia en el hogar y evitar que las incidencias se agraven y pasen a manos de la justicia. ¿Quién deriva a las familias a este servicio? Un tercio llegan de la mano de las trabajadoras sociales del Concello; otro porcentaje similar es enviado desde el servicio de Menores de la Xunta; en un 18% de los casos son los orientadores de los colegios los que advierten de alguna situación anómala; un 10% son enviados por juzgados o la Fiscalía de Menores ,y las familias restantes llegan de centros de salud o asociaciones con las que el gobierno local colabora.

"La parte más difícil es ganarse su confianza y lograr que se impliquen en el programa", explica la coordinadora del servicio, que dispone de diez educadores sociales, dos trabajadores sociales, dos psicólogos y una administrativa. Abordan la conflictividad familiar y posibles situaciones de riesgo para el bienestar de los menores desde todas las perspectivas posibles con el fin de que la dinámica familiar acabe siendo lo más saludable posible.

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La falta de recursos económicos es un factor que se repite en muchos de los expedientes, pero la casuística es casi infinita. Trabajan con familias extranjeras con costumbres muy diferentes -un 26,9% del total-, otras que tienen expediente abierto en el Servicio de Menores de la Xunta, y alrededor de la mitad tiene algún miembro con alguna discapacidad, enfermedad crónica o adicción y se les ofrece en paralelo participar en otros programas específicos para su problema.

Los responsables del proyecto, que arrancó como una experiencia piloto en tres parroquias de Vigo en 1994, advierten de la presencia habitual de problemas de salud mental que los obligan a ajustar los objetivos a cada caso particular. "No se puede exigir lo mismo a todos o poner el listón muy alto. Tenemos que ajustarnos a la realidad de cada familia. Muchas veces les cuesta ver que hacen algo mal porque son costumbres que llevan años implantadas en su casa y no es fácil que acepten que un extraño llegue y quiera cambiar algo. Y otras veces porque nadie les enseñó a actuar de otra manera", aseguran.

Actuaciones transversales

Las intervenciones acaban siendo transversales en todo el departamento de Benestar y muchos usuarios de este programa de Infancia y Familia son también perceptores del cheque social, de becas de comedor y se les ayuda a tramitar la Risga, siempre que se comprometan a cumplir los objetivos que fijan los educadores respecto a los niños.

Los motivos iniciales de la actuación del Concello pueden ser la petición de informes sobre una familia en concreto, problemas de conducta de los menores detectados en el colegio, absentismo, falta de apoyos externos en la familia, dificultades en la atención de los menores, conflictos en las relaciones familiares u otras situaciones como deficiente atención sanitaria, faltas de higiene o problemas de adicción de los progenitores. "Son intervenciones largas, la media es un año de trabajo con cada familia aunque algunas se prolongan. Hay casos, no muy frecuentes, en los que se les da el alta y pasado un tiempo los recibimos de nuevo", señala la coordinadora, quien explica que se intentan evitar estancias mucho más largas del año y medio para "prevenir que se creen situaciones de dependencia de los educadores o trabajadores sociales". "El objetivo es lograr que las familias sean las protagonistas de su propio cambio y logren autonomía por sí mismas. Nosotros debemos ser un apoyo temporal para ayudarles a remontar", explica mientras hacen cuentas sobre el número de usuarios.

Fueron 394 familias en todo 2014 pero el límite está en unos 200 casos activos al mismo tiempo para que cada trabajador no tenga más de entre 13 y 17 expedientes a su cargo. E insisten en dejar claro un mensaje: "No retiramos la custodia. No es nuestra competencia. Estamos justo para lo contrario, para ayudar a las familias a cuidar mejor de sus hijos y que no tenga que intervenir Menores", señala el jefe de departamento. Explican, no obstante, que en casos excepcionales en los que se detecta una situación de riesgo clara para un niño están obligados a dar parte a la Xunta o a Fiscalía, pero no es lo habitual.

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