Como en tantos otros escenarios, la crisis económica también ha afectado con dureza a la Fundación Sales, encargada de gestionar el único jardín botánico de Vigo, situado en la avenida de Europa. Las dificultades han obligado a los gestores del espacio a prescindir de prácticamente toda la plantilla en los últimos meses, convirtiéndose el director botánico, Oliver Weiss, en la última baja. El germano deja el cargo tras cuatro años en los que impulsó la actividad del jardín y lo colocó en el mapa peninsular con la floración del nenúfar gigante, un hito histórico.

Sin embargo, es época de "vacas flacas" y la delicada situación ha obligado al Patronato que gestiona la Fundación a reducir al máximo el equipo de trabajo. Lo explica la cabeza visible en estos momentos difíciles, Elizabeth Taylor, encargada de liderar el "cambio filosófico" que se le quiere dar a la Fundación.

"Hemos tenido que darle una vuelta, pasamos de un equipo de seis personas que no era factible porque siempre teníamos deudas, a un empleado y depender del voluntariado y de monitores que quieran desarrollar sus propios cursos en las instalaciones, gente que sea apasionada de la jardinería. Se están impartiendo actividades de arte floral, apicultura y más cosas, cobramos un porcentaje para reinvertir en el mantenimiento del jardín, que es muy costoso y es nuestro cometido", explica.

Pese a las dificultades, el Patronato de la Fundación Sales no arroja la toalla por respeto a su impulsor, Francisco de Sales. "Lo importante es mantener el sitio, un punto importante de oxígeno, un oasis que perteneció a un amigo que murió sabiendo que íbamos a proteger este espacio, es un cometido casi moral que tenemos un grupo de amigos", sostiene Taylor.

Reconoce la responsable de la Fundación que "no es tiempo de pedir ayuda a las instituciones". Por eso, hace un llamamiento a la ciudadanía para que colabore como pueda, por lo que ha abierto un apartado de "Amigos de la Fundación". Las actividades para los más pequeños también ocupan un lugar importante en esta nueva era, conscientes de que transmitir el amor por la naturaleza puede ser clave para el futuro. "Muchos padres nos buscan para las fiestas de cumpleaños de los hijos y los colegios vienen bastante", comenta Taylor, que mira hacia el futuro: "Es un jardín botánico que quiere ser más grande, crecer, es un pequeño paraíso. No quiero dar un mensaje de tragedia, hay que reorganizarse, ser positivos". Un cambio necesario.