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La ciencia reduce su huella ecológica

La Universidad recogió 21 toneladas de residuos peligrosos en 2014 frente a los 4.600 del año 2000 - La Facultad de Química es el mayor productor de los tres campus

Una investigadora de Biología almacena remanentes en su laboratorio.

El impulso y los logros en I+D de la Universidad durante la última década han ido parejos al aumento de los residuos peligrosos generados durante los experimentos científicos pero también a una mayor sensibilización para reducir este impacto. La Oficina de Medio Ambiente (OMA) recogió en 2014 un total de 21.033 kilos de desechos con esta catalogación frente a los 4.600 del año 2000. Los datos evidencian además un repunte tras las caídas registradas desde 2011 derivadas de los recortes en financiación y la consiguiente reducción de proyectos.

La institución académica superó las 10 toneladas en 2002 convirtiéndose en un gran productor -aunque lejos de las cifras de cualquier industria- y con la obligada autorización de la Xunta. Atendiendo a la estricta normativa, la OMA es la encargada de organizar la recogida de los desperdicios de los laboratorios en los tres campus, así como de los informes anuales, el seguimiento "exhaustivo" y la formación de investigadores y técnicos.

Los remanentes tóxicos de los laboratorios son gestionados por la empresa Sogarisa, que los traslada a su planta de As Somozas para someterlos a procesos de recuperación y valorización o almacenarlos en el único depósito de seguridad que existe en la comunidad. Y PMA se ocupa, por su parte, de los aceites no comestibles.

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La categoría de residuos peligrosos también incluye las baterías y pilas, que se entregan a los servicios municipales, y también las lámparas fluorescentes y los aparatos electrónicos, que son retirados por los organismos Ambilamp y Xesgal, respectivamente y, en ambos casos, a coste cero. Además, en el caso de los equipos informáticos, el grupo de reciclaje Gruvi, que supervisa la OMA, recupera en torno al 30% y los dona cada año a entidades sin ánimo de lucro. En 2013/14 se entregaron 376 monitores e impresoras, entre otros elementos, a más de 30 colectivos.

La recogida de tóxicos se realiza "puerta a puerta" cada semestre en facultades, bibliotecas, pabellones o centros de investigación como la Estación de Toralla, aunque también de forma extraordinaria si fuese necesario. Química es el mayor productor, destacando los departamentos de Orgánica e Inorgánica, y dispone de un almacén propio dotado de suelo antiderrame, sistemas eléctricos antideflagrantes y ventilaciones, entre otros requisitos, para que los investigadores vayan depositando allí los productos sobrantes. También el Edificio Politécnico de Ourense cuenta con una pequeña cabina de seguridad.

"En Ciencias también se generan muchos residuos y sería interesante contar con otro pequeño almacén", apunta Sergio Ramos, técnico superior ambiental en la OMA y el responsable de la gestión de los desechos.

El 80% de los desperdicios peligrosos son recogidos en el campus de Vigo, mientras que Ourense y Pontevedra suponen el 12% y el 8%. "En Bellas Artes se recogen pinturas y barnices y en Ciencias Sociales los productos utilizados en los laboratorios de fotografía. También los servicios de jardinería deben entregar restos de fungicidas o envases que los han contenido y todos los centros generan material electrónico y fluorescentes o utilizan productos de limpieza que hay que retirar", comenta.

Los citotóxicos, que pueden ser cancerígenos, son los más peligros, aunque suponen un mínimo porcentaje, mientras que los disolventes orgánicos constituyen la cantidad más voluminosa. Pero también son los más fáciles de recuperar. "Son constantes y pueden reutilizarse para elaborar nuevos disolventes. Sin embargo, es más complejo el tratamiento de los sólidos contaminados o las disoluciones acuosas", explica Ramos.

En sus estudios, los investigadores también utilizan animales, sobre todo, ratas y peces, que tienen la consideración de residuos Sandach y que recoge la empresa Gesuga. También se generan residuos de carácter radioactivo que se ocupa de almacenar el responsable de Técnicas Radioquímicas del Cacti.

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