Tras una larga e intensa carrera en el gremio ferroviario -que arrancó en 1941, con la Compañía Nacional de Ferrocarriles del Oeste-, José Reinosa se subió a un tren por última vez hace cerca de ocho años. A lo largo de casi una década el veterano operario se mantuvo alejado de los vagones y las locomotoras que aderezaron su día a día durante buena parte de su vida. Hasta ayer. Minutos antes de las 11.15 horas, José -que hoy suma 94 años- se subía con su hija Julia y Bernardo a uno de los trenes S-121 que esperaban en los andenes de la estación Vigo-Urzáiz para estrenar el modernizado Eje Atlántico. En la mano, el ferroviario jubilado sujetaba un billete con destino A Coruña, ciudad a la que el convoy llegó a las 12.35 horas: 80 minutos -el objetivo es alcanzar los 70-, frente a los 120 que se demoraban hasta ahora los servicios más rápidos del Eje Atlántico. "Recuerdo que en 1942 necesitábamos dos horas solo para llegar a Santiago", comparte José, ya acomodado en su butaca. A su izquierda, tras la ventanilla, el paisaje se desliza fugaz, a una velocidad de hasta 200 km/h.

El transporte gallego dio ayer un salto de gigante para situarse en el siglo XXI. A las 6.45 h partía de los andenes de Urzáiz -abiertos por primera vez al público- un convoy S-121 con viajeros que estrenaba el modernizado Eje Atlántico. A lo largo de toda la jornada una multitud de personas se acercó a Urzáiz para visitar la estación y probar los nuevos trenes, capaces de alcanzar los 200 km/h entre Vigo y A Coruña. De los nueve convoyes que ayer salieron y recalaron en la terminal olívica, al menos dos lo hicieron con sus 282 plazas ocupadas. En algunos casos -como el servicio que partía de Urzáiz a las 11.15 h- Renfe incluso decidió reforzar el servicio con dobles composiciones, lo que permitió disparar el número de pasajeros. Según detalló el jueves el director comercial de la compañía ferroviaria, Francisco Cañamero, solo durante las primeras 48 horas de venta se habían despachado 1.400 billetes. Al éxito de la jornada contribuyeron las tarifas especiales lanzadas por Renfe, con descuentos del 50% que permitían ir y volver a Santiago por 11,1 euros o a A Coruña por 18,1. Desde hoy la operadora recupera sus precios habituales, que mantienen los que ya se aplicaban: 5,8 el trayecto de ida y vuelta a Pontevedra, 17,8 la misma opción con Santiago y 29 con A Coruña.

A bordo de los vagones la expectación se palpaba en el ambiente. "El viaje es impresionante", comentan Francisco Rarís y Amparo Filgueira, que ayer viajaban en el S-121 al lado de Vanesa Rodríguez, una estudiante que tomó el tren en Urzáiz rumbo a Santiago atraída por los precios y el tiempo de viaje. "Suelo desplazarme en bus, pero esta vez no lo dudé", comenta la joven. Hasta ahora los trenes se demoraban cerca de 90 minutos en llegar a la urbe jubilar; a partir de ayer, desde Urzáiz saldrán convoyes que cubren el trecho en apenas 50 minutos. "El recorte de tiempos es una gran mejora", coinciden Lorena Pérez y Jorge Fernández durante el viaje hasta A Coruña, urbe en la que tenían pensado pasar el día. "Solemos usar el tren para ir a Santiago, A Coruña, Pontevedra... Pero hoy lo cogimos para probarlo", apunta Jorge, quien confía en que se mantengan las tarifas en el futuro.

Emilio González y su hijo, Paulo Wyn González, también decidieron probar ayer los nueves trenes rápidos que enlazarán con 10 frecuencias diarias -9, los fines de semana- las principales urbes de Galicia. "El viaje es mucho más rápido", explica feliz Paulo, de solo siete años, pero capaz de recitar todas las paradas que realizan los nuevos servicios: Pontevedra, Vilagarcía de Arousa, Santiago y A Coruña, casi todas las frecuencias; y, a mayores, Redondela, Arcade, Padrón-Barbanza y Cerdeda-Meirama los servicios que emplean 92 minutos en recorrer el trayecto entre Vigo y A Coruña. Paulo reconoce también que le ha gustado la estación de Urzáiz. "Es más bonita que la de Guixar", zanja. Otros pasajeros que ayer se subieron al nuevo servicio rápido del Eje Atlántico no acostumbran a usar el ferrocarril. Es el caso de Suso Faro e Isabel Renda, que tomaron el S-121 en Vilagarcía con sus hijos, Sabela y Nuno, para conocer la velocidad alta hasta A Coruña. "Es más rápido y cómodo", reconoce Suso tras reflexionar sobre el coste de peajes y combustible que requiere trasladarse por la AP-9. Para Adriana López -que también viajaba acompañada por los pequeños Fiz y Xaquín- la baza del tiempo es la más atractiva. "Hasta ahora el viaje entre Santiago y Vilagarcía me llevaba unos 40 minutos y ahora son 20", comparte la joven, quien ayer lamentaba, eso sí, que su convoy careciera de "rampa para subir el carrito de los niños". "El otro tren sí lo tiene", explica Adriana.

Amalia Pazos tomó el tren en Santiago para viajar hasta Redondela. "Realizo el trayecto con frecuencia y ahora podré pasar de hacerlo en hora y media a solo 50 minutos", apuntaba ayer, poco antes de bajarse en la nueva estación de Redondela. Otro de los viajeros que reconocía su satisfacción por la puesta en marcha del servicio es Antonio Francisco, de 30 años, aunque en su caso los motivos son bien distintos. "Entre 2012 y enero de este año estuve trabajando en los túneles del tren, montando las vías, echando hormigón, haciendo las aceras, las galerías de evacuación...", recuerda el joven, que ayer tomó un S-121 en Urzáiz hasta Pontevedra para disfrutar del resultado. "Controlé el tiempo que se tarda en recorrer el túnel de As Maceiras con mi móvil y son tres minutos, solo tres minutos... El tren los atraviesa en nada, pero detrás hay mucho trabajo, y muy duro además", comentaba Antonio, horas después del viaje, pero todavía con la emoción de atravesar el subterráneo.