Su sólido tejido industrial, el empuje de la Universidad y el fuerte espíritu emprendedor aúpan a Vigo al "Top 10" de las urbes españolas con más solicitudes de patentes. Con 236 peticiones entre 2008 y 2013 -lo que supone cerca de una por semana- Vigo ocupa el octavo puesto de ese ranking nacional, en el que solo aparece otra urbe gallega: Santiago, con 217 solicitudes en el mismo período. El "Top 10" lo lideran Madrid, con 2.911 solicitudes de 2008 a 2013; Barcelona, con 1.225; y Zaragoza, que en seis años tramitó 1.016 patentes.
Uno de los grandes focos de innovación e investigación se localiza en el campus. Según los datos que maneja el despacho Herrero & Asociados, con décadas de experiencia como agencia de propiedad industrial e intelectual, la Universidad destaca por su aportación a las patentes de Vigo. En 2013 -último año publicado- suyas fueron 7 de las 12 solicitudes de sociedades. Según el informe de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, entre 2000 y 2012 la Universidad de Vigo solicitó 163 patentes nacionales, frente a las 91 de la Universidad de A Coruña y las 243 de Santiago.
Lo que marca la diferencia en Vigo frente a Santiago es sin embargo el empuje de su industria y espíritu emprendedor. En la capital gallega, más del 65% de las patentes presentadas en los últimos años parten de su universidad. En Vigo ese porcentaje -datos del período 2008-2012- es del 38%. El resto lo aportan empresas como Cupa Innovación o Vasco Gallega -dos firmas que han tramitado patentes en los últimos años- o particulares, que representan una parte fundamental de las solicitudes. Esa peculiaridad permite a Andrés Medina, director general de Herrero & Asociados, señalar a Vigo como el municipio de Galicia con "más actividad innovadora en el ámbito privado". "Es destacable que Vigo se sitúa por encima de municipios que presentan, en principio, más imagen de innovadores, como Bilbao, Pamplona o Alicante", zanja.
Desde la sede gallega de Herrero & Asociados, Roberto Janeiro explica que el volumen de solicitudes registradas en Vigo se explica por el perfil de la urbe. "Es una ciudad muy dinámica, con mucha industria y empresas que son potenciales solicitantes de patentes", reflexiona Janeiro, antes de recordar el peso de la automoción, el sector conservero y todas las auxiliares.
Pese a ese buen diagnóstico, los expertos apuntan que el volumen de patentes en España sigue muy por debajo del de otros países europeos, como Francia, Italia u Holanda, y ha mermado por la crisis.
El camino de los emprendedores, apasionante pero plagado de retos
- "Empezar en el mundo de las patentes resulta muy complicado". Jorge Torre -de la firma viguesa TT Innova, creadora de un sacapuntas que facilita su uso a los niños (la girolina) y un sistema de emergencia rotativo para el coche (el Help Flash)- explica que el camino que deben afrontar los emprendedores e inventores particulares es apasionante, pero está plagado de retos que es importante conocer antes de empezar.El primero, las dificultades para financiarse en plena sequía del crédito. "Hay muchos obstáculos económicos", apunta Torre, quien explica que los inventores deben encarar "gastos inasumibles" para poder tramitar y mantener sus patentes. "Al inventor deberían ponérsele las cosas fáciles en el aspecto económico".El segundo "obstáculo" es la necesidad de blindar los derechos sobre lo que se ha creado. En ese sentido, Torre valora el avance que supone la patente europea. "Es muy útil... Hace unos años presentar una patente en toda la UE requería un trabajo ímprobo". Torre lamenta, no obstante, que aún no hay "una protección globalizada".Otro inventor vigués es Luis Vaamonde, de Micaton Ergonomics -firma que fundó en 2010 con Michel William-, quien coincide en las "complicaciones" a la hora de encontrar financiación. Con todo, Vaamonde anima a "arriesgar". Una vez fundada, la firma Micaton sumó dos socios más y logró financiación de varios miembros de Redinvest.
Un trabajo arduo y exigente que no se termina con el registro del invento
- Lograr una patente no solo requiere un arduo trabajo de ingenio e investigación... Mantenerla en el tiempo exige además una inversión importante. El catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Vigo Pío González -con 11 patentes, entre ellas un método para fabricar implantes óseos con dientes de tiburón- conoce de primera mano esa dificultad. "Para los grupos de investigación supone un desembolso muy grande". Para compensar esa inversión, los grupos buscan "licenciar" sus patentes -que haya empresas que paguen por el derecho para fabricarla- en sus tres primeros años.González lamenta también que "el tejido empresarial en España es poco proclive a la investigación" y que la industria, con frecuencia, "no demanda las patentes con facilidad". "En otros países de la Unión Europea o Estados Unidos el intercambio con las empresas es mucho más fluido", anota González, quien reconoce que no es extraño que sean las empresas extranjeras las que se interesen por el trabajo desarrollado por grupos españoles.El catedrático de Nutrición y Bromatología Lorenzo Pastrana, con 11 patentes, anota la necesidad de aprovechar la riqueza creada en los campus. "Las universidades tienen una cartera enorme de patentes y resultados de investigación enormemente valiosos para la sociedad y el tejido productivo que no se está poniendo en valor. Sería bueno promover la comercialización de ese patrimonio".
