Las navieras no arriesgan la integridad de sus barcos y continúan apostando por la Ría de Vigo como el lugar más tranquilo y seguro de Galicia para resguardarse ante temporales como el de la madrugada del sábado. El fuerte oleaje y las potentes rachas de viento que azotaron la costa gallega volvieron a dejar en evidencia la inseguridad que le transmite a las compañías el puerto coruñés de Langosteira -en el que se habrán invertido en torno a 1.000 millones de dinero público- y las garantías que, por el contrario, les da el puerto refugio natural de la ciudad olívica hacia donde, una vez más, se desviaron varios buques para protegerse.

Por la noche fueron al menos cuatro los barcos que entraron en la ría y se quedaron durante varias horas en el fondeadero de Cíes. Uno de ellos, el trasatlántico Queen Elizabeth, se desvió incluso de su travesía y de su escala prevista en Oporto para atracar en Vigo y evitar el temporal. En esta visita inesperada llegaron 2.000 pasajeros y 1.000 tripulantes que viajan a bordo del trasatlántico británico, cuyo pasaje vivió en la ciudad la última escala de un crucero de 25 noches entre Venecia y Southampton, con escalas en Korcula (Croacia), Valetta, Messina, Nápoles, Civitavecchia, Livorno, Toulon, Barcelona, Málaga, Gibraltar y Lisboa. En principio la nave tenía programado atracar en el puerto portugués de Leixoes (Oporto), pero los motivos que lo trajo a Vigo no fueron revelados por los mandos del barco, según fuentes de la consignataria Pérez y Cía. El Queen Elizabeth llevaba dos años sin venir a Vigo y para 2015, año en que su armadora, Cunard Line celebrará su 175 aniversario, tiene confirmadas dos escalas los días 28 de julio y 1 de septiembre. Asimismo, las otras dos naves que integran la flota de Cunard, Queen Victoria y Queen Mary 2, atracarán en Vigo el 15 de mayo y el 1 de septiembre respectivamente.

Pero este no es el primer trasatlántico que entra en Vigo para resguardarse del mal tiempo en las últimas semanas. El pasado mes de octubre lo hizo el Celebrity Eclipse en su travesía desde Canarias, en la que sufrió las consecuencias del mal tiempo.

Pero no solo los grandes buques eligen la bahía viguesa. También son muchos los yates que acaban entrando en ella para evitar las consecuencias de los temporales o simplemente para resguardarse durante una larga travesía. Uno de los últimos fue el Tatoosh, propiedad de Paull Allen, cofundador junto a Bill Gates del gigante informático Microsoft. Antes lo había hecho el Ice, propiedad de una de las mayores fortunas rusas, Suleyman Kerimov. Un superyate de 25 metros en el que llegaron a actuar las cantantes Shakira, Cristina Aguilera y Amy Winehouse. Pero este no fue el único barco de estas características que se refugió en Vigo en el último mes. Solo unos días antes lo había hecho también el Luna, nave vendida este mismo año por el magnate ruso Roman Abramovich.

Y mientras en la práctica el puerto de Vigo continua siendo la mayor salvaguardia para los buques que navegan por la costa gallega, en A Coruña se siguen enterrando millones de euros públicos en su puerto exterior de Langosteira. De hecho, el último gasto previsto son al menos 30 millones para construir un contradique para intentar calmar el oleaje cuando azote el mal tiempo pero que no garantiza tampoco su plena operatividad.