La obra de Manuel Gomez Román supone una gran aportación a la imagen de la ciudad en su conjunto. Sus edificios repartidos por el centro urbano conforman gran parte de la imagen modernista de la ciudad; todos ellos nos comunican el talento y determinación de un arquitecto en su tiempo. Se trata de una arquitectura con gran valor añadido, una lección viva sobre estereotomía, composición, ritmo y forma.

La arquitectura modernista se sitúa entre la arquitectura neoclásica y la arquitectura del siglo XX; constituye para mí un fenómeno extraño y fascinante. Son edificios que procuran la innovación, lo nuevo y la proyección de futuro con herramientas del mundo artesanal. Sucede en plena ebullición industrial, emplean un lenguaje ecléctico para expresar el zeitgeist de una época inmersa en grandes cambios sociales y culturales.

Pues Casa Mülder es, sin duda, uno de los edificios más relevantes de la arquitectura modernista realizada en Vigo a principios del pasado siglo.

En la fachada hacia la calle Montero Ríos simétrica hasta el encuentro con la fachada sobre la calle Pablo Morillo se sitúa un arco adintelado que recuerda el ambiente parisino o vienés de la época, los cafés. El abocinamiento de los arcos en las puertas de acceso sobre los frentes curvos adelantados transmite el peso de una fachada magnífica. Sobre el Paseo Marítimo los huecos son más pequeños, troquelados sobre la piel de piedra; hacia la esquina con Pablo Morillo la verticalidad es más pronunciada, y en planta tercera se modifica la altura de planta, el ritmo horizontal, los huecos ganan profundidad y continúan la fachada por encima de la línea de cornisa con alargados dinteles y pináculos tallados en piedra. Aunque se repiten los recursos compositivos la diversidad de temas es el común denominador. Me llama la atención el trabajo de forja realizado para las barandillas y la carpintería de madera, las aplicaciones de cerámica en fachada con seres mitológicos o fantásticos y finalmente una cúpula de forma ovoide realizada con pequeñas piezas de cerámica vitrificada de color cobrizo.

Es para mí el más digno representante del Arts & crafts en la ciudad, un edificio que transmite los valores de lo artesanal a través de un trabajo minucioso, preciso y que busca la belleza de las cosas. Solo puedo desearle una restauración integral realizada con la misma pasión por el trabajo bien hecho con la que fue construido hace más de un siglo.

*MAM Arquitectura