Un joven vigués de 26 años ha confesado ser el autor del robo de su popio perro en la madrugada del 18 de octubre en las instalaciones de la perrera municipal de Vigo. El can, que había sido localizado el día anterior en el barrio vigués de Alcabre, no portaba el chip correspondiente y carecía del seguro obligatorio para razas peligrosas. Tras la confesión de los hechos, se han abierto las diligencias judiciales correspondientes para esclarecer los hechos y establecer las sanciones correspondientes a las infracciones cometidas.

Los hechos se remontan a la madrugada del 17 de octubre cuando, según fuentes de la Policía Local, varios agentes localizaban en el barrio vigués de Alcabre a un perro de raza rottweiler suelto y sin el chip obligatorio deambulando por la calle. Ante la imposibilidad de determinar la propiedad del animal, se le trasladó a las instalaciones de la perrera municipal.

Un día después del hallazgo, en las instalaciones de la Protectora de Animales de Vigo reciben una llamada en la que una persona se interesaba por el perro apresado. Los coordinadores de la perrera, le indican que para recuperarlo debería presentar la documentación que acreditase ser el propietario.

Pasadas otras veinticuatro horas, la Policía Local recibe una llamada de la perrera denunciando la desaparición del perro en cuestión después de haber encontrado varias puertas y jaulas de la protectora abierta. Según narra el parte policial, el joven que confesó ser el autor de los hechos, supuestamente habría saltado el muro de las instalaciones y forzado las cerraduras de las jaulas para recuperar a su perro.

Iniciadas las investigaciones, los agentes se desplazaron de nuevo a Alcabre con la intuición de que el perro podría localizarse en la zona en la que fue hallado en un primer momento. Así sucedió. Reconocido por la peculiaridad de sus orejas y cola, el rottweiler se encontraba en el interior de una finca cuyo propietario aseguró no ser el dueño del animal aunque aseguraba conocerlo.

Aportados los datos correspondientes se contactó telefónicamente con el individuo, y éste negó también ser el amo del can. Ante la imposibilidad de acreditar quién era el propietario del perro, se devolvió al animal a la perrera. Dos semanas después, el joven de 26 años confesó ser el autor del robo en las instalaciones municipales.