La Casa del Mar todavía recibió ayer a pacientes citados que desconocían el cambio de ubicación de su médico de cabecera y que, después, tuvieron que desplazarse hasta Rosalía para ser atendidos. Consideran que no se ha informado adecuadamente a todos los pacientes. Javier Caramés, director de Procesos sin ingreso, defiende que "no es posible garantizar que todo el mundo se entere" y detalla que se informó a través de los medios de comunicación y con carteles en Beiramar desde el 25 de agosto.

Consuelo Fernández fue una de las pacientes que ayer acudieron a la Casa del Mar y se encontraron con la puerta de su médico de cabecera cerrada y con una nota que informaba de su traslado a Rosalía. Cuenta que pidió la cita por teléfono y que, solo logró que le atendieron un contestador automático, por lo que nadie le advirtió del cambio. "Tuve que coger un taxi hasta aquí [Rosalía] para no perder la cita", cuenta. Residente en Coia, explica que el desplazamiento hasta el nuevo centro le "supone un trastorno enorme", pero se plantea quedarse por la confianza que tiene en su médico.

Celeste Calvo, acompañada por Borja Prado, realizó ayer similar periplo para ser atendida por su médico. Ella solicitó la cita por internet y denuncia que "la página del Sergas no está actualizada". Cuenta que en la Casa del Mar había más gente a la que le había pasado lo mismo, pero que solo aquellos con consultas "urgentes" optaban por desplazarse hasta Rosalía en el día en vez de solicitar cita ya para otro. Tampoco les convence el cambio. Cuentan que antes acudían al médico a pie desde su casa en Pi y Margall. A Rosalía tienen que ir en coche y "para aparcar aquí es un lío", destacan.

Mari Carmen Estévez también ve en el aparcamiento de la zona un problema. Pero su situación es diferente, porque ya se desplazaba a Beiramar desde Martínez Garrido. En la sala de espera, percibía ayer que "la organización es un poco desastre" y explicaba que "la enfermera tenía todo sin montar y no me atendió mi médico". Sin embargo, comprende que se trate del descontrol del primer día. Los profesionales también lo reconocen.

Otra cosa en la que coinciden los pacientes y el personal recién desplazado es en que las nuevas consultas, aunque modernas, tienen "paredes de papel y se escucha todo" lo que pasa en la de al lado o en el pasillo, señala Manuel Martínez, al salir de su cita. Este residente en la avenida de Castelao también tendrá que tirar ahora del automóvil o el autobús para acudir al ambulatorio, pero no le importa demasiado mientras pueda seguir acudiendo a su médico de siempre.

En la sala de espera de los facultativos desplazados de Beiramar esperaban ayer pocos pacientes. Sin embargo, en el mostrador de recepción, donde se entregan las citas, las colas se prolongaban ayer más que en una jornada habitual.