Jubilación a los 58 años. Tras convertirse en uno de los locales clásicos de Vigo, concretamente de la zona de As Travesas, el bar Hipólito echa definitivamente el candado. Un vídeo colgado en youtube con las reflexiones de su último gerente, Hipólito Aballe, conocido como Poli, así lo certifica. Se trata de una grabación en la que el hostelero hace un recorrido por la nutrida historia del local, que supo adaptarse a las circunstancias e ir evolucionando para ser en todo momento un lugar de referencia.

Más que un bar, el Hipólito ha sido un hogar. Así lo define en el vídeo Poli, que viaja hasta su infancia para recordar cómo sus padres, Hipólito y Trinidad, llegaron a Vigo desde Nigrán para abrir en 1956 el establecimiento, que rápidamente comenzó a ser un éxito.

"Cogieron la época de la expansión de Vigo, cuando empezaba a llegar la fábrica de Citroen, lo que conllevó la construcción de viviendas en Coia, As Travesas", explica Poli. Todo eso supuso el asentamiento en la zona de los obreros que se encargaban de la construcción, que pronto encontraron en el bar Hipólito el sitio adecuado para reponer fuerzas, y de los estudiantes del instituto Santa Irene.

"Empezó como una casa de comidas para trabajadores. Hipólito y Trinidad tuvieron que adaptarse a las circunstancias, aprender a cocinar", destaca el último gerente del local en la grabación, que añade: "Se convirtió en un bar de barrio y allí crecí entre gente de taberna, de todos los pensamientos, fue mi universidad".

Sin embargo, los tiempos fueron cambiando y el bar no se quedó atrás, aunque siempre teniendo muy en cuenta la tradición, que se podía respirar por cada rincón del establecimiento. Es en 1990 cuando Poli coge el testigo en la gerencia y, tras dos años codo con codo con sus padres, decide cambiar la esencia del local. Las comidas dieron paso a la música, con especial predilección por el jazz o la música clásica, y a la cultura, con exposiciones de cuadros y fotos.

"Comenzamos a abrir a las siete de la tarde, buscando tener un sitio con música en directo. Siempre me sentí realizado porque hice lo que me gustaba, me llenaba, pero está claro que tuve mucha ayuda porque me lo dieron todo de cara, montado", reflexiona el último gerente del bar Hipólito.

Sin embargo, tal y como unos ciclos se abren, hay un momento en el que toca cerrarlos. El desgaste tras tantos años, la necesidad de buscar nuevos retos ha derivado en el ocaso del establecimiento, que echa el candado tras 58 años. "No tengo paciencia, físico para seguir. La cabeza está en otro proyecto y lo que quiero es vivirlo", indica Poli, convencido de que ha llegado el momento de la gente joven: "Tienen que montar cosas nuevas, hay muchas ideas".

Infinidad de recuerdos inundan su cabeza pero Poli prefiere mirar hacia adelante pese a que la persiana del Hipólito nunca más vuelva a subirse. "No tengo pena, vivo el presente", concluye.