Los "Cabaleiros das Cunchas" han concluido su peregrinación. Por este año. Las tripulaciones de los barcos participantes en la travesía, que arrancó el 2 de agosto en Viana do Castelo y llegó ayer a Bouzas, completaron la ruta marítima con una parada naval en la ensenada de San Simón. Las treinta y ocho embarcaciones tradicionales con más de cien personas a bordo que formaron la expedición, más otros navegantes que quisieron sumarse a la ceremonia final, se concentraron en el interior de la Ría, cerca del puerto de Cesantes, y se conjuraron para volver a repetir la experiencia en 2015.

Desde que partieron de la localidad portuguesa los peregrinos visitaron Baiona y Sanxenxo para posteriormente recalar en el puerto de O Freixo (Serra de Outes). Desde allí, en la ría de Muros y Noiva, se desplazaron hasta Santiago de Compostela para asistir a la misa en honor a la ruta del Cabaleiro das Cunchas, cuya leyenda cuenta la historia de la boda de un gentilhombre y una dama en Bouzas mientras se trasladaba a Galicia el cuerpo del Apóstol Santiago, episodio con el que habría quedado instituida la vieira como símbolo del peregrino.

Los tripulantes depositaron su ofrenda ante el apóstol en una ceremonia exclusiva y después retomaron la navegación. El 7 de agosto llegaron a Pobra do Caramiñal para al día siguiente arribar a la villa marinera viguesa. A las once y media de la mañana de ayer se concentraban numerosas embarcaciones de todo tipo frente a las aguas del Real Club Náutico y a renglón seguido pusieron rumbo a la ensenada de San Simón. El tiempo inestable no impidió el éxito de la convocatoria para realizar la parada naval. La travesía concluyó con el convencimiento de los participantes de que el próximo año los barcos volverán a zarpar para repetir la peregrinación.

La travesía, que camina ya por su quinta edición, fue organizada por la Asociación de Amigos de la Ruta Marítima del Apóstol Santiago a Galicia, y rememora la traslación de sus restos a la comunidad. La navegación no tiene carácter competitivo y se desarrolla con barcos a la vista y en permanente acompañamiento para garantizar la seguridad de los tripulantes. En cada final de etapa se celebró un programa de actividades culturales, gastronómicas y de ocio en los distintos puntos de acogida.