La mezzosoprano viguesa acaba de regresar del Festival Internacional de Peralada, en Girona, tras participar en el estreno de un nuevo montaje de la ópera Andrea Chénier, de Giordano. Lorenzo compartió escenario con tres de las grandes voces que recorren actualmente los mejores escenarios: el tenor Marcelo Álvarez, la soprano Csilla Boross y el barítono español Carlos Álvarez. La producción contó además con la participación de la Orquesta y el Coro del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, donde tuvieron lugar los ensayos en las semanas previas a la puesta en escena del 26 de julio.

"Para alquien que empieza en este mundillo, el Liceo es lo más grande que te puede ocurrir", asegura una emocionada Lorenzo, que cosechó muchos aplausos y gritos de "brava" por parte del público, así como excelentes críticas en la prensa catalana y revistas especializadas.

La intérprete dio vida a dos papeles, la Contessa de Coigny, la madre de la protagonista, y a la Vieja Madelon. "Estoy muy contenta. La actuación gustó tanto al público como a la dirección del Liceo y a la del Festival", agradece.

Lorenzo se ha quedado este año sin vacaciones ya que a mediados de mes volverá a hacer la maleta para iniciar en A Coruña los ensayos de La Traviata con la Sinfónica de Galicia, que se estrenará a principios de septiembre: "Es la primera vez que trabajo en verano pero lo repetiría sin ninguna duda".