Los apuntes dejan paso sobre el escritorio a las guías turísticas y el despertador no suena para ir a la facultad, sino para iniciar una nueva ruta hasta las islas Cíes o la ensenada de Baiona. Durante los meses de julio y agosto los universitarios que residen en el complejo O Castro dan el relevo a visitantes de todo el país que aprovechan sus tarifas económicas, la proximidad de la naturaleza y la facilidad de conexión desde el campus con otras localidades gallegas.

Tras rozar la plena ocupación en algunas semanas de julio con los grupos de los campamentos organizados por el Campus del Mar, las instalaciones tendrán un 62% de ocupación durante este mes. La mayoría de reservas son de parejas o familias de Barcelona, Salamanca y Asturias, entre otras procedencias, que aprovechan los programas de intercambio de personal docente y de administración y servicios que Vigo mantiene con universidades de todo el país.

"Las cifras son similares a las del año pasado y la estancia más larga suele ser de una semana. La residencia O Castro, igual que todas las de Resa, tiene ofertas para los trabajadores de otras universidades y a la gente que viene al campus de Vigo le gusta su tranquilidad, la facilidad para desplazarse por carretera hacia otras localidades y que no haya problemas de aparcamiento", destaca Mónica Costas, directora del complejo.

Lo más habitual es que los huéspedes varíen cada año, aunque también hay algunos que repiten: "Tenemos un matrimonio de Salamanca que lleva viniendo casi diez años en busca del fresquito que allí no encuentran en verano".

Además de todas las comodidades -cocina equipada, teléfono y acceso a internet-, los turistas pueden presumir de alojarse en una de las apreciadas piezas de arquitectura contemporánea diseñadas por Alfonso Penela para el campus vigués y que fue seleccionada para los premios FAD.

El complejo dispone de 225 habitaciones individuales, de uso doble durante el verano y con unas tarifas especiales de 26 euros por noche o 20,80 euros si la estancia es quincenal.

"La mayoría de los clientes desayunan y se marchan durante toda la jornada para hacer una ruta diferente cada día. Preguntan muchísimo por las islas Cíes y las localidades que más visitan son Baiona y Santiago", explica Mónica Costas.

Agosto es un mes "más tranquilo", ya que en julio, además de los veraneantes, también hospedan a investigadores o personal universitario que tiene que hacer gestiones en el campus y a los estudiantes de Bachillerato y ESO de toda España que participan en los campamentos científicos del Campus del Mar y que se reparten en turnos semanales a lo largo de todo el mes.

"Y este año alojamos por primera vez a un grupo de 90 personas, entre alumnos y acompañantes, del congreso juvenil internacional Oceántica, que también organiza el Campus del Mar", añade la directora.

Desde hace dos cursos, el complejo residencial ofrece a los universitarios la posibilidad de conservar sus habitaciones durante julio y agosto y solo tienen que abonar los consumos: "Este verano tenemos 90 habitaciones que se han quedado los estudiantes. Es muy cómodo para ellos porque no tienen que trasladar sus cosas al acabar los exámenes de junio o julio y regresan en septiembre con su llave. Solo tienen que traer su portátil o tablet como cuando vuelven de las vacaciones de Semana Santa o Navidad".