La familia Rodríguez Menéndez vive una época de cambios. Manuel, el cabeza de familia, ve como sus dos hijas mayores, Judith (18) y Cynthia (21) se enfrentan a la universidad, mientras que Malena (12) se adentra en la adolescencia y los dos pequeños de la casa, Noega (7) y Piero (3), no paran de crecer. Y todo ello, tras la dura pérdida de su mujer, María Menéndez, hace tres meses a raíz de un cáncer. Sin embargo, no pierden el optimismo y las ganas de vivir. "Ella se dedicaba al completo a ellos. Tenían su jornada continua, un par de días comían en el comedor y de tarde múltiples actividades. Esgrima, natación, pintura? Toda la tarde había que llevarlos y traerlos. Ella los llevaba y yo los iba a buscar", explica Manuel, dueño de una empresa de recambios de automoción.

Este vigués señala al pequeño, Piero, como al más "volátil de la casa", pero también recuerda que es casi el único chico de toda su familia, asidua a traer al mundo solo chicas. Sin embargo, también apunta que eso no es un problema, puesto que "se ayudan los unos a los otros y los mayores ponen en cintura a los tres".

Así, por ejemplo la ropa se la van dejando de una a otra. "Ya desde pequeñas fue así, que la coyuntura no está para mucho gastos pese a que siempre tratas de buscar los mejores precios", concreta.

De igual forma, la compra también es un reto. "La hago yo el fin de semana y me acompaña una de las mayores. Normalmente son dos carros llenos y ya la hacemos para unos 10 días", indica.

Cynthia estudió en Coimbra este año gracias a una beca Erasmus y volverá en breve, mientras Judith se está sacando el carnet. "Los horarios de universidad coinciden con los de colegio y tendrán que echar una mano dentro de la labor que hacía su madre", dice Manuel.

Sobre las ayudas que tienen por parte de las instituciones, el padre de familia cree que son "mínimas". "Lo único que ayudan son las matriculas universitarias y luego el transporte interurbano. El resto no existen", sentencia.