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Una "ayuda extra" cuando más se necesita

El acuerdo entre los hosteleros de la provincia y el Banco de Alimentos cristaliza en un momento crucial. El paro galopante y los estragos ocasionados por el desempleo de larga duración ha disparado la carga de trabajo de la ONG hasta cotas que en marzo llevaban a su responsable en Vigo, Pedro Pereira, a reconocer que por primera vez tenían lista de espera de entidades que demandaban ayuda. Entonces el Banco de Alimentos atendía a 175.000 usuarios repartidos a lo largo de toda la provincia.

La cifra es elevada, pero lo más llamativo es que no tiene visos de congelarse. Solo en el arranque del año 2014 la ONG incrementó su bolsa de usuarios en cerca de 25.000 personas. Más de la mitad residirían en Vigo. Durante ese período Pereira constató además otra tendencia cada vez más acuciada: la transformación del perfil de quién demanda ayuda. "A las ONG están acudiendo arquitectos, ingenieros, gente muy formada, incluso con doctorados...", relataba entonces el responsable del Banco de Alimentos de Vigo. "Deseamos de verdad que mejoren las cosas, pero no lo constatamos".

La pobreza no solo llega cada vez a gente con mayor formación. Su radio de actuación también se ensancha y diversifica. Pereira explicaba en marzo cómo la demanda de alimentos a su ONG empezaba a intensificarse en áreas rurales de la provincia donde antes -gracias al apoyo de las huertas y los cultivos caseros- no era tan acuciada. "En zonas como Silleda o Lalín la demanda ha subido una barbaridad", constataba entonces Pereira. Para atajar esa realidad, el Banco de Alimentos realiza cada poco tiempo "operaciones kilo" para recoger aceite, arroz, pasta, conservas, azúcar, cartones de leche... Todo tipo de productos, en espacios como las entradas de los centros comerciales de la ciudad.

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