Si un autobús del transporte público acumula retrasos, su conductor poco puede hacer para remediarlo y conseguir recuperar el tiempo perdido. Pero si su piloto tiene el poder de cambiar los semáforos de rojo a verde, no solo conseguirá robar minutos al cronómetro cada vez que lo necesitara, sino que el servicio en general lograría probablemente ser cada vez más puntual. Y precisamente para esto -entre otras funciones- el Concello comenzará a testar el los próximos meses un sistema integrado dentro del proyecto europeo Compass4D en el que participan otras seis urbes (Burdeos, Copenhague, Helmond, Newcastle, Verona y Tesalónica).

Aunque el proyecto fue presentado hace más de un año, todavía no se ha puesto en marcha. Será en las próximas semanas cuando se active. El Concello ha comenzado a instalar las 18 unidades remotas de comunicación en todos los semáforos del eje Alfonso XIII (salida de la autopista AP-), Cervantes, Urzáiz, Gran Vía, Plaza de España y avenida de Madrid. En este tramo se realizarán las pruebas. Las cajas funcionan como ordenadores. Recogen y envían datos sobre la circulación, y pueden cambiar el color de los semáforos, tanto de forma automática como a petición.

El principal objetivo de este proyecto europeo es el de demostrar los beneficios de los sistemas cooperativos para los ciudadanos. Estas aplicaciones permiten la "comunicación" entre vehículos, y entre estos y la propia infraestructura vial.

Accidentes

Y es que además de permitir la posibilidad de que un bus o una ambulancia puedan poner un semáforo en verde a su paso, el sistema alerta también de diferentes tipos de incidencias que hay en la calzada. La advertencia de saltarse un semáforo en rojo, es una de ellas. Cuando un conductor comete esta infracción, inmediatamente salta el aviso a un coche que esté en ese mismo cruce a punto de arrancar para que su conductor esté atento y evite una colisión. También avisa, por ejemplo, de que se le está acercando una ambulancia.

Otra de las funcionalidades a las que apuntan los técnicos municipales es la de avisar de retenciones antes de llegar a ellas. Esto permite que el piloto reduzca la velocidad y no se vea obligado a pegar un frenazo cuando se tope con ella. También se probará un sistema que informa a los pilotos del tiempo que resta para que el siguiente semáforo se ponga en verde. Con ello se persigue adecuar la velocidad del vehículo para evitar frenar y arrancar de forma reiterada y reducir así la energía y las emisiones contaminantes.

En Vigo serán 68 conductores los que testen este sistema. Habrá diez usuarios particulares, 20 autobuses urbanos, dos vehículos de emergencia y ocho taxis. Los automóviles llevarán incorporado una especie de ordenador en el que se ofrecerán los avisos citados y se recopilarán los datos, que el próximo año está previsto que se expongan junto con los de las otras ciudades participantes en una conferencia en Burdeos.