Los religiosos del convento franciscano situado en el número 24 de la calle Llorente se llevaron ayer a primera hora una sorpresa desagradable. Al acceder a su capilla para oficiar la misa, descubrieron que durante la noche uno o varios ladrones se habían colado en el interior del templo y se habían llevado copones, vinajeras, un caliz que guardaban en el sagrario -habrían dejado las obleas que contenía-, soportes de bronce de los velones o los amplificadores de sonido.

Según estima el párroco, Miguel Ángel Pérez, los elementos sustraídos pueden sumar "entre 2.000 y 3.000 euros". El religiosos insiste sin embargo en el "alto valor sentimental" de los objetos robados.

Los ladrones no solo se llevaron su botín. Pérez explica que también provocaron destrozos. De manera concreta detalla los desperfectos ocasionados en la instalación a la que estaban conectados los amplificadores o el lampadario del templo. Tal vez para abrir la caja en la que contiene las donaciones, los asaltantes arrojaron el lampadario al suelo provocándole daños. Según relata Pérez, los ladrones se colaron de noche por una de las ventanas de la capilla y se escaparon por la puerta principal, tras abrirla por dentro. "No es la primera vez que pasa; ya en 2001 nos entraron a robar", recuerda el religioso de la calle Llorente.