¡Grande ha sido la mañana dominguera de abril...! Como un hito glorioso en la historia de Vigo queda clavada en el tiempo la fecha del 25 de abril de 1954, día de la inauguración del ansiado aeropuerto de Peinador. Según las crónicas de la época, era "una nueva victoria que Dios ha querido concedernos en la hermosa batalla del trabajo puesto a contribución de la grandeza de la Patria".

Nada fácil había sido llegar al gozoso final de esta etapa en el progreso de nuestra ciudad. "Los altos designios, con los que hemos de estar siempre conformes, han ido marcando, paso a paso, metro a metro, el viril proceso de la gran empresa de transformar en llanura una montaña. Dio comienzo la tarea bajo el símbolo de la fe y del patriotismo, y durante 18 años la dura brega tuvo sus alternativas de empuje y desmayo, como obra humana que es; pero siempre la llama de la fe permaneció encendida y logró, como premio a la constancia, esta hermosa realidad que por fin fue sueño".

Así, en la memorable mañana del 25 de abril vigués se pusieron a prueba muchas cosas, y todas ellas, gracias a Dios, respondieron de modo admirable. Porque, según el cronista, respondió un pueblo lleno de fe que había puesto en la tarea los más sanos entusiasmos de servicio a España, acudiendo, por todos los caminos, a la llamada del Aeropuerto. Respondieron las altas jerarquías de la Iglesia y del Estado, dándonos ejemplo admirable del cumplimiento exacto de nuestros deberes para con Dios y con la Patria, celebrando la Santa misa un Prelado cuyo espíritu no supo de la flaqueza que da el peso de los años.

Respondieron también, con igual exactitud y ejemplaridad la máxima representación del Estado en la persona del Ministro del Aire, seguida de todas las autoridades y representaciones y hasta respondieron los propios elementos, puesto que en el momento sublime de alzar al Señor, se sostuvo en el aire la lluvia breves momentos para volver a caer copiosa durante el resto del Santo Sacrificio. Las calles principales de la ciudad, Príncipe, Colón, José Antonio (Urzáiz) y Policarpo Sanz estaban engalanadas para la ocasión, ondeando banderas en todos los centros oficiales.

Con las primeras luces del día, se fue incrementando la afluencia de público, registrándose muy pronto una gran animación en las inmediaciones del campo de aviación. Gentes de todos los pueblos pertenecientes a los Ayuntamientos de Mos y Redondela y también vecinos de Cabral primeras fueron tomando posiciones en los sectores más próximos al lugar donde se iba de desarrollar la ceremonia oficial.

Numerosos coches particulares y taxis trasladaban continuamente hacia el aeropuerto a personas de toda condición social, y cuando a partir de las ocho y media de la mañana se inició el servicio público de autobuses, que tenían su salida en la plaza de José Antonio, fueron formándose imponentes caravanas de coches y otros medios de locomoción que hubieron de continuar durante todo el día en forma incesante, sin apenas conceder un respiro a los conductores de los vehículos.

Entusiasmo bajo la lluvia

No obstante, a medida que avanzaba el día, pudo observarse que el cielo se iba encapotando de negros nubarrones que poco después de las nueve de la mañana comenzaron a soltar agua, al principio en forma de ligera llovizna, para convertirse después en aguaceros torrenciales, sin que por ello disminuyera el entusiasmo jubiloso de los habitantes de la ciudad a los que se unieron miles de personas llegadas de toda la provincia y de diversos puntos de la región para presenciar el singular acontecimiento.

A las once y cuarto en punto llegaron las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, encabezadas por el Ministro del Aire, general González Gallarza y el Patriarca y Obispo de Madrid-Alcalá, Dr. Eijo Garay, que anunció su decisión de oficiar en la anunciada misa de campaña, pese al mal tiempo, y acompañado por el prelado de la diócesis y del clero de la ciudad, se dirigió al altar que había sido levantado en el centro de la extensa zona ajardinada, dando frente a la torre de mandos del edificio.