El cadáver de la cuarta víctima mortal del naufragio del Mar de Marín pertenece al marinero natural de Ghana, Alexander Nkeitah, de 56 años. Padre de dos hijos y con esposa residentes en su país natal, su cuerpo fue localizado por buceadores del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil en el interior del barco, hundido a 57 metros de profundidad entre el islote Boeiro (Cíes) y los bajos de As Serralleiras (Baiona).

La localización del cuerpo de uno de los dos tripulantes que continuaban desaparecidos se produce al cumplirse ocho días del hundimiento del arrastrero tras colisionar con el Baltic Breeze cuando salía de la ría por la bocana sur y el carguero entraba, el pasado 1 de abril. Como se sospechaba desde el principio por el testimonio aportado por los cinco supervivientes, el marinero africano apareció en el interior del puente, donde toda la tripulación -formada por diez personas- coincidió tras el impacto. Allí fue visto por última vez con vida Alexander Nkeitah, y aunque algunos testimonios creyeron verlo poniéndose el traje de supervivencia, el cadáver apareció sin este dispositivo.

Como adelantó la web de FARO, la localización de su cadáver se produjo pasadas las siete de la tarde por parte de los buzos especializados de la Benemérita, apoyados en superficie por cuatro tripulantes de la patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil del Mar, Corvo Mariño. Después de que el buque de Salvamento Marítimo, Sar Gavia, sumergiese la Campana Húmeda con cámaras en su interior, las imágenes retransmitieron un escenario del fondo muy diferente del encontrado hasta la fecha por el robot sumergible, en parte por la mejoría de las condiciones oceanográficas. La visibilidad de las aguas ya no era ayer tan reducida -cercana a los dos metros-, y los aparejos tampoco envolvían del todo la zona del puente como ocurría el sábado, quedando así libre de obstáculos posibles pasillos por donde pudieran acceder los buzos sin riesgo de quedar enganchados.

Con todos estos datos, el equipo subacuático dirigido por el brigada José Ferro planificó dos inmersiones: una por la mañana y otra por la tarde en la que participaron diez buzos. Además de los equipos autónomos de aire que portaban cada uno de ellos, para poder permanecer más tiempo en el fondo que los 7 minutos que limitan las obligatorias paradas de descompresión al ascender, a diversas cotas del cable guía que les llevaban directos al casco sumergido dejaron enganchadas botellas de 15 litros de aire. De esta manera, los buceadores del GEAS ampliaban el rastreo sin poner en riesgo su propia seguridad. Y al final consiguieron acceder al interior del puente del arrastrero, situado a unos 47 metros e izar a la superficie el cuerpo de Alexander, que media hora después llegaba embarcado en su zódiac a la Estación Marítima de Vigo.