Ambos buques intentaron en el último momento evitar el impacto pero cuando ya se observaban el uno al otro y la distancia y las velocidades de cada uno jugaban en su contra. A esto hay que sumarle una noche lluviosa, ventolada y con olas de tres metros en la bocana sur de la ría, entre el islote Boeiro de Cíes y las Estelas de Baiona.Como publicó ayer FARO basándose en los registros del AIS interpretados por fuentes de la investigación, el Baltic Breeze viró a estribor, hacia Monteferro, como marca el reglamento; y el Mar de Marín, con un desesperado golpe de timón en sentido contrario. No lo consiguieron por cuestión de segundos. Según cálculos de las citadas fuentes, el arrastrero necesitaría 15 segundos más para avanzar unos 20 metros y superar la proa del carguero con lo que evitaría la colisión.

Veteranos capitanes de la Marina Mercante aseguraron ayer a este periódico que en esa situación, a tan escasa distancia el uno del otro, el margen de maniobra del carguero es muy reducido. "Aun tratándose de un Bull Carrier, (transportador de coches), que tienen bastante agilidad, para pararse necesitaría más distancia que la que la separaba del arrastrero", apuntan. Por su mayor peso, su eslora (168 metros) y su elevada superestructura, "sólo por la propia inercia de su desplazamiento, aun dando atrás a la máquina para frenarlo, difícilmente podría conseguir esquivar el impacto del arrastrero", concluyen. Otros, en cambio, admiten que si en lugar de virar a estribor, el Baltic aminorase, "nada hubiera ocurrido".