La embarcación Corvo Mariño, de la Guardia Civil, fue la encargada durante toda la jornada de ayer de evitar que ningún barco se adentrase en la zona en la que se había desplegado el dispositivo de rescate de Salvamento Marítimo. Los responsables del operativo establecieron un perímetro de seguridad de 400 metros para que no se produjese ningún tipo de problema durante la inmersión de los submarinistas. El escaso tráfico marítimo registrado durante todo el día en el canal sur de la ría de Vigo facilitó el trabajo de los equipos de rescate y tan solo un carguero utilizó la boca de salida del dispositivo de separación. En cuanto a embarcaciones menores, tan solo un puñado de veleros se aproximaron al lugar del hundimiento, pero permanecieron en la zona únicamente durante unos minutos. Vigo Tráfico, el centro de control que opera desde la Estación Marítimo, emitió avisos por radio a la navegación cada hora para alertar a todos los barcos que navegaban en la zona o que se disponían a utilizar el canal marítimo. Ofreciendo información en inglés y castellano, comunicaron periódicamente que en el lugar del hundimiento se encontraban remolcadores y embarcaciones de Salvamento y Guardia Civil con buzos en el agua, por lo que desplazaron el acceso a la ría más al norte.

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