El patrón del Mar de Marín estaba totalmente convencido de que el giro a babor (izquierda) que le imprimió a su pesquero era el correcto. Pese a los reiterados avisos para que, primero, mantuviese su rumbo, y después, rectificase la maniobra que estaba ejecutando, Alejandro García Castro, que perdería la vida en el siniestro, defendió hasta su última comunicación con la torre de control, antes de colisionar con el Baltic Breeze, el viraje que había realizado. Un momento antes del impacto, el experto marinero reiteró que era precisamente el mercante el que navegaba en el rumbo incorrecto, es decir, por el canal de salida de la ría en lugar de por el de entrada, una percepción trágicamente errónea. "El mercante va mal", aseguró justo antes que se produjese una colisión que acabaría, en la madrugada del martes, con la vida de cinco marineros, dos de ellos todavía desaparecidos, mientras que otros cinco se salvarían al alcanzar la balsa salvavidas.

Las labores de búsqueda de los cuerpos de los tripulantes se iniciaron ayer con la inmersión durante la mañana de un equipo de buzos en la zona del hundimiento, a una distancia de 1,4 millas al sureste del islote de Boeiro, al sur de las Islas Cíes.

Su labor, sin embargo, fue infructuosa. El fuerte viento en superficie y la nula visibilidad impidieron a estos especialistas localizar el barco y balizarlo. Dadas las dificultades de la operación, Salvamento Marítimo envió a primera hora de la tarde un robot sumergible monitorizado (ROV) y provisto de sónar que a bordo del remolcador Don Inda dejó señalizado anoche la posición aproximada del pecio para facilitar la tarea a los buceadores que hoy intentarán revisarlo y acceder también a su interior.

A los del grupo subacuático de la Guardia Civil GEAS se sumarán hoy al rastreo buzos de Salvamento Marítimo que emplearán una Campana Húmeda en sus trabajos en el fondo. Esta especie de cabina de aire, que fue embarcada ayer en el Sar Gavia, desciende al fondo con buzos en su interior, y una vez abajo pueden salir gracias a un cordón umbilical que les suministra aire y las comunicaciones tanto con el buque como con la cabina. Su principal cometido será limpiar el pecio de obstáculos.

La ubicación del Mar de Marín, a 56 metros de profundidad, añade mayor complejidad a la labor porque los submarinistas no pueden estar en la zona del pecio durante más de 15 minutos. .

Aunque en un principio se había especulado con que el pesquero se habría partido, fuentes de Salvamento descartan ahora esta posibilidad. Las dudas, no obstante, se mantienen sobre la posibilidad de que los cuerpos de los marineros desaparecidos se hallen en el interior del barco.Según fuentes del operativo, la armadora ya ha descartado reflotar el Mar de Marin

El operativo de búsqueda en superficie se amplió ayer hasta la ría de Pontevedra y Arousa. Participan los helicópteros Pesca I, de la Xunta, y Cuco, de la Guardia Civil, y las embarcaciones Tabarca, de la Armada, el Valentín Paz Andrade, de la Xunta, y el Corvo Mariño, de la Guardia Civil. Las malas condiciones complicaron el rastreo pero ya han aparecido algunos objetos pertenecientes al pesquero, como restos de una balsa y un aro salvavidas.

Investigación

Paralelamente a las tareas de rescate, ayer también se puso en marcha la investigación de las causas del choque mortal, y lo hizo en dos frentes, uno en el ámbito judicial y el otro en el administrativo. Así, por la mañana los armadores del Mar de MarínMar de Marín y los marineros supervivientes prestaron declaración ante la policía judicial de la Guardia Civil en la sede de Capitanía Marítima. Posteriormente lo hicieron ante la Comisión de Investigación de Accidentes Marítimos, un organismo independiente aunque adscrito al Ministerio de Fomento. Esta comisión tiene un plazo legal de un año para elaborar un informe sobre lo ocurrido y explicar las causas del accidente. Salvo el propietario del barco, Francisco Freire Lino, todos los miembros de la tripulación rechazaron comentar detalles del siniestro mortal.

También por la mañana una comisión de funcionarios del juzgado número de instrucción número 8 de Vigo se trasladó hasta el Baltic Breeze Baltic Breeze, buque de bandera de Singapur, para solicitar la caja azul -instrumento que registra los movimientos del barco- e intentar arrojar luz sobre las causas del siniestro.

Mientras en el puerto de Vigo se vivía una jornada intensa con los preparativos de rescate, en los municipios de Cangas y Barro se celebraban los funerales y entierros de dos de los marineros fallecidos. En el municipio cangués recibió sepultura Carlos Santos Villar, mientras que en el pontevedrés fueron incinerados los restos de su compañero Alejandro García.