La zona de la Estación Marítima fue ayer por la mañana un hervidero de emociones. Desde bien temprano, los familiares de las víctimas del Mar de Marín se trasladaron allí para conocer de primera mano toda la información posible sobre sus seres queridos. Cuando a las 8.55 horas llegaron los cuerpos y estos fueron identificados y trasladados al Nicolás Peña, los momentos de dolor por la pérdida de sus familiares dio lugar a una avalancha de apoyo para que se sintieran arropados en todo momento.

La Autoridad Portuaria habilitó una sala para que pudieran establecerse y allí fueron atendidos por un equipo de psicólogos comandado por la directora de emergencias de Cruz Roja Galicia, Carmen Regía. Junto a ella, cuatro expertos y la responsable de psicología social ayudaron a 14 familiares que en aquellos momentos se encontraban en estado de shock. "Hay que ponerlos en situaciones reales y no mentirles, porque la incertidumbre es peor que las malas noticias", indicó Regía.

También en esos momentos duros estuvieron acompañados por el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, que llegó a las diez de la mañana. Como Promotor del Apostolado del Mar, monseñor Quinteiro ayudó a pasar los peores momentos de unos familiares que, como recalcó Mercedes Domínguez, hermana de uno de los desaparecidos, se sintieron muy agradecidos por todo el apoyo recibido. "Lo peor ya lo sabemos, ahora solo queremos que se encuentre el cuerpo", explicó.

Tras la llegada del mercante, sobre las once de la mañana, se acercaron también a la Estación Marítima el subdirector general de Gardacostas de Galicia, Lino Sexto Bermúdez, que, en compañía de la conselleira de Facenda, Elena Muñoz, indicó en aquel momento que lo primordial era "estar con las familias" dado que "la incertidumbre es un dolor adicional". "Es momento de preocuparnos por las familias y estar a su lado", concretó Muñoz.