-¿Cómo ha evolucionado la atención a personas con discapacidad?

-Se ha avanzado. Hace unos años era impensable una acera con un rebaje o un local con un acceso para discapacitados. Pero aún queda mucho que hacer. Con respecto al Camino, solo hay algunos albergues adaptados. Tenemos que solucionar el tema de la intendencia antes de salir. Se mejoró, pero queda mucho que hacer.

-Los chicos con los que trabaja están en APAM y Aspavi. ¿En qué situación se encuentran ahora este tipo de asociaciones?

-Están fastidiadas. Notan mucho los recortes porque viven de subvenciones y se están recortando a muchos niveles. Animo a la gente a que eche una mano porque van a obtener mucho más que lo que ellos dejen ahí. Y a los padres de niños con alguna discapacidad y que crean que sus hijos no son capaces de "X", que no les cierren las puertas, que nos los traigan, que siempre se puede hacer más de lo que se piensa. La época en la que se los escondía porque eran una vergüenza para la familia ya pasó. Es cosa de la Edad Media.