El servicio de Radiología del Chuvi, en colaboración con Pediatría y Neurocirugía, ha logrado reducir la radiación que reciben los niños en los tacs craneales hasta 20 veces menos que la dosis recomendada sin perder calidad en la imagen diagnóstica. Es el primer protocolo internacional que obtiene tan buenos resultados, por lo que la prestigiosa revista "European Radiology" acaba de publicar el estudio coordinado por el radiólogo pediátrico José Luis Vázquez.

El Chuvi ya ha realizado 200 procedimientos con estas dosis "mínimas", que disminuyen "de una forma importante" los riesgos potenciales que conllevan las radiaciones craneales, como las lesiones en el cristalino del ojo, y "consiguiendo que el riesgo adicional de desarrollar un cáncer sea prácticamente inexistente", subraya Vázquez Castelo. El jefe de servicio de Radiología, Xan Vieito, defiende esta línea que sigue el principio Alara, de usar "la menor dosis de radiación que sea razonablemente posible" sin perder calidad.

Esta técnica de patología de cráneo en niños se suele emplear para diagnosticar deformaciones y lesiones óseas, un problema cada vez más habitual hasta el punto de que hoy es la primera causa de consulta en el área de neurocirugía pediátrica. Su diagnóstico precoz es fundamental para determinar si es una deformidad benigna -y se puede solucionar con medidas higiénico-posturales- o está causada por un cierre prematuro de las suturas craneales -lo que requiere el paso por quirófano-.